Editorial

Visita presidencial a Argentina

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l Presidente Boric concedió ayer que su primer viaje oficial al extranjero a Argentina, aceptando la invitación de su par trasandino. Es un destino coherente con los intereses de Chile y su política exterior (Perú habría sido una elección igualmente), pues se trata de visitar a un vecino con el cual existe una larga historia compartida, profundos vínculos culturales y, sin duda, relaciones económicas estratégicas para ambos países. El comercio bilateral, la energía y la conectividad, por ejemplo, son objetivos en común, al igual que algunos desafíos de alcance regional, como el narcotráfico o la inmigración ilegal.

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Una mayor integración entre Chile y Argentina es parte del arsenal retórico de las cancillerías a ambos lados de la cordillera (como también en América Latina en un sentido amplio). En efecto, el desarrollo de la región, y así ha sido visto tradicionalmente tanto por gobiernos como por economistas e intelectuales, ganaría con mayores niveles de integración económica. Ese ha sido el foco de los esfuerzos (bien o mal encaminados) por décadas.

Aunque muy variopinta y desigual -en el tiempo como en la geografía- esa cooperación centrada en lo económico ha permitido construir vínculos más densos y duraderos entre los países del continente, y ha sido un innegable factor de progreso. Menos afortunados han sido los intentos de unirse en torno a banderas políticas o ideológicas, como recordó el propio Presidente Boric ayer respecto de organismos como Unasur y Prosur, entre otros, creados “en función de las afinidades ideológicas de los mandatarios de turno (…) Creo que han demostrado que no sirven para unirnos ni para avanzar en integración”.

Por tanto, si bien el canciller argentino ha resaltado que “la afinidad política” con el nuevo gobierno chileno será un activo para la relación bilateral, es clave recordar que ella es inevitablemente transitoria, y que la genuina integración regional se construirá sobre intereses y objetivos compartidos de largo plazo, más allá de los respectivos ciclos políticos de cada país.

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