John Fallon, el director ejecutivo del grupo editorial de educación Pearson, ha caído al último lugar de la clase y es difícil que pueda evitar una suspensión tras destruir US$ 2.300 millones en valor bursátil en una sola mañana.
El drástico recorte en sus proyecciones de ganancias y dividendos envió la acción de la compañía en picada, haciéndola caer hasta 30%.
Su mayor desplome hasta la fecha se produjo luego de que Pearson reconociera que fue demasiado optimista sobre las recientes cifras de registros de matrículas en Estados Unidos, y los ingresos que estas podrían generar.
Sus potenciales clientes están indignados por los altos precios de sus textos y están optando por comprar libros usados o arrendarlos, ya sea en papel o en versiones digitales. Estas tendencias han dejado a las librerías en Estados Unidos agobiadas por un exceso de inventario de libros de Pearson. Y a fines del año pasado ejercieron su derecho para devolverlos. Como consecuencia, los ingresos por textos universitarios en EEUU cayeron 30% en el cuarto trimestre, lo que se tradujo en una caída de 18% para la totalidad del ejercicio.
Pearson rebajó su pronóstico de ganancias para este año a entre 570 millones y 630 millones de libras, 19% menos que el promedio de los analistas, y eliminó su meta para 2018.
Cambio en el negocio
Esto puede parecer como una sorpresa, pero en realidad muchos analistas llevaban meses advirtiendo sobre esta tendencia. Fallon y su equipo fallaron en interpretar la dinámica de su mercado. Amazon en cambio, está distribuyendo contenido de Pearson usando un sistema de casilleros que hace más fácil para los estudiantes arrendar los libros directamente en el campus.
Pearson está tratando de enmendar el rumbo y expandir su propia oferta de arriendos, recortando los precios de sus productos en internet y prestando también copias en papel. Fallon aseguró ayer que está “tomando acciones radicales para acelerar el cambio hacia modelos digitales y seguir reorganizando nuestro negocio”. La empresa planea ahora gastar 50 millones de libras en introducir nuevas tecnologías.
Esto probablemente no ayudará directamente a mejorar los resultados, pero podría permitir que vuelva a conectarse con los estudiantes.
“Incluso si el último ajuste en los retornos es sólo una situación puntual, la era en que las editoriales de educación ganaban enormes sumas imprimiendo textos de estudio a precios astronómicos se acabó”, dijo el analista de Bloomberg, Chris Hughes.
¿Demasiado tarde?
Fallon asumió su responsabilidad por el fracaso, pero prometió que él mismo se encargará “de liderar la compañía durante este período mucho más difícil que cualquiera pueda imaginar”.
Sin embargo, muchos dudan de que tendrá la oportunidad. “La credibilidad de la administración será severamente impactada por el anuncio”, aseguró Ian Whittaker de Liberum Capital.
Por su parte, Barclays caracterizó la noticia como “la mayor capitulación en términos de administración de negocio”.
En los cuatro años que Fallon lleva al mando, esta es la quinta advertencia de ganancias y en ese tiempo, el retorno para los accionistas de Pearson ha caído 42%.
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