El Banco de Inglaterra rebajó hoy su previsión de crecimiento de la economía británica del 1,2 al 0,8% en 2012 como consecuencia de la crisis de la zona euro, que calificó como la principal amenaza para la recuperación de este país.
Al presentar su informe trimestral, el gobernador del banco, Mervyn King, admitió que esta institución analiza "planes de contingencia" para el caso de una ruptura de la unión monetaria europea, aunque no los precisó.
"Navegamos en aguas turbulentas, con el riesgo de que nos llegue una tormenta del Continente", afirmó King, que al mismo tiempo aludió a la dificultad de incluir ese riesgo en sus previsiones para la economía del Reino Unido.
"No sabemos cuándo esas nubes se dispersarán -añadió-, pero hay buenas razones para pensar que (a largo plazo) el crecimiento se recuperará y la inflación bajará".
El gobernador subrayó no obstante que es "poco realista" pensar que el Reino Unido podía mantenerse aislado de la crisis financiera global y los problemas en la zona euro, que "se está haciendo trizas".
King pronosticó que la inflación, que actualmente ronda el 3,5% en este país, no bajará al ritmo previsto y se espera que se mantenga por encima del objetivo oficial del 2% durante "un año o más".
El Banco de Inglaterra, así como el Gobierno británico, se vieron sorprendidos por la caída del Reino Unido en recesión este año -tras dos trimestres consecutivos de contracción económica en 2011 y 2012-, situación que a priori casi habían descartado.
Ahora, el banco central ha rebajado sus previsiones de crecimiento y ha alertado de que costará al menos hasta 2014 volver al ritmo de expansión registrado antes de la crisis crediticia de 2008.
En 2013, la institución estima que el producto interior bruto (PIB) británico crecerá en torno al 2%, frente a su cálculo previo del 3%.
En cuanto a la inflación, se situará en torno al 2,5% a finales de este año y no llegará al nivel deseado del 2% como pronto hasta mediados del año próximo, indicó King.
Tanto el Banco de Inglaterra como el Gobierno británico atribuyen a la crisis en la zona euro, junto con la volatilidad de los precios de la energía y la caída del consumo, los problemas económicos del Reino Unido, para el que la Unión Europea es el primer socio comercial.
Este país, que acumula una deuda equivalente al 66% del PIB, ya experimentó un largo periodo de contracción económica entre 2008 y 2009, como consecuencia de la crisis crediticia originada en Estados Unidos.
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