Por Daniela Paleo
Felipe Montt se ve contento.
El director de empresas y presidente del Centro de Investigación Minera y Metalúrgica (CIMM) está celebrando un proyecto que, junto a los socios del Club de Yates de Papudo (CYP), ha defendido durante años: una Marina que, según afirman, podría estar lista en octubre del próximo año.
Pasaron de tener a toda la población del balneario en contra, a ser totalmente apoyados por el municipio en lo que será una alianza público-privada para fomentar el desarrollo en la comuna y su vida social.
Cuando se presentó el proyecto, los defensores de la Marina tuvieron que derribar una visión negativa que hay en Chile sobre ellas: que son terrenos exclusivos, tan privados, que ni siquiera permiten el acceso visual a los que pasan cerca o la medición del impacto que generan.
Y lo lograron. El 8 de julio pasado se concretó la entrega de la concesión marítima al Club de Yates para el desarrollo de una marina deportiva y de la concesión marítima a la Municipalidad de Papudo para la construcción de un embarcadero público: el último trámite legal para comenzar la construcción del proyecto, que considera una inversión en torno a los US$ 5,5 millones.
Sergio Serrano, arquitecto y socio del CYP, ya tiene los planos preliminares listos, que diseñó junto al ingeniero Felipe Guerrero.
“La idea de esta Marina es demostrar que la experiencia en Papudo es bastante inclusiva, como pasa también en el Club de Golf y el Club de Yates, donde hay una experiencia socialmente transversal. Con el proyecto se ha generado una identidad, los niños de Papudo se sienten parte de él, son parte de la familia del club”, comenta.
Tanto así, que cuentan que en el pueblo le dicen la “Marina Pública”. Si bien hay espacios que estarán reservados para los socios, (serán 52 espacios para “estacionar” las embarcaciones), se construirá un molo que rodeará la dársena, -espacio de agua entremedio. Todo esto será un paseo público desde donde se podrá ver el pueblo y, por supuesto, apreciar la Marina.
Pero la propuesta que enamoró definitivamente a los papudanos fue la idea de tener un embarcadero público, que hasta ahora no existía. “Conversamos con la municipalidad para que pidiera una concesión distinta para construir un muelle público, el que nosotros contribuiríamos a financiar como parte de la obra de la Marina”, dice Felipe Montt. De hecho, el muelle es posible sólo gracias a la construcción del molo, que provoca la tranquilidad de las aguas.
Los caras detrás del proyecto
El club tiene 250 socios aproximadamente, de ellos, alrededor de 65 tienen embarcaciones, pero sólo 17 socios entraron a respaldar la inversión inicial del proyecto, entre los que están Nicolás Ibáñez, accionista de Walmart Chile; Ramón Jara, director de Antofagasta Minerals; Cristóbal Lira, subsecretario de Prevención del Delito; Gonzalo Van Wersch, socio director de IM Trust; Patricio Mena, del estudio Mena y Ovalle; Lorenzo Antillo, gerente de Audax Italiano, y Felipe Montt.
Los socios cuentan que el trato inicial fue aportar con 1.500 U.F., con lo que además tendrían asegurado un espacio en la Marina.
“Creo que va a ser una obra de envergadura importante, porque la próxima Marina al sur es Higuerillas y al norte, no hay ninguna, por lo tanto va a promocionar bastante la actividad náutica. Además, el muelle público va a dar mayor flexibilidad para el embarque de personas, que va a ir directamente en beneficio de los pescadores, que van a poder desarrollar actividades turísticas, destaca Montt.
“Tenemos un proyecto que reúne características que no se ven en las Marinas en Chile, y que de hecho es más parecida a las marinas europeas, donde uno camina casi por lo cuatro costados con acceso visual total de ellas”, añade.
La prueba de fuego
Ahora, sólo queda recibir los estudios de pre-ingeniería, la próxima semana. Montt dice que en octubre de 2012 se podría terminar con las obras de construcción.
“Tras recibir los estudios en los próximos días, los vamos a mandar a un par de empresas a cotizar, esa es la prueba de fuego. Si los números que nos entregan son razonables, vamos a partir de inmediato la ingeniería de detalle. Si no existiera verano, de aquí a cuatro meses podríamos tener el proyecto adjudicado y partir construyendo”, explica. La construcción de la obra no debiera durar más de ocho meses.