Cartas al Director

Señor Director:


Con cada vez mayor claridad y visibilidad, los movimientos estudiantiles vienen presentando, como una de sus principales demandas, la educación universitaria gratuita para todos quienes consiguen ingresar a las carreras que el sistema imparte. No se hace ninguna mención en estos petitorios, como contrapartida a la demanda de gratuidad, a la necesidad que la oferta de carreras se adecúe razonablemente a lo que la realidad del país necesita en cada momento.
Los dirigentes estudiantiles tampoco hacen ninguna mención a las obligaciones de rendimiento académico que los estudiantes debiesen asumir como contrapartida a una eventual gratuidad.
De este modo, si dichos movimientos lograran sus demandas, tendríamos que los estudiantes tendrían derecho a estudiar la carrera que quieran (y académicamente puedan), cambiarse de carrera cuando y cuantas veces quieran, avanzar en sus estudios con tanta parsimonia como el reglamento de la respectiva universidad se los permita, y todo ello a costa del erario nacional, es decir de todos los contribuyentes. Una vez titulados elegirían también sus trabajos sin restricción alguna.
O dicho de otra forma, se propone un liberalismo absoluto para los estudiantes a la hora de escoger y un socialismo total a la hora de pagar. Privatizar el uso, socializar el costo.
Considerando que la Educación es la clave para proyectar el país hacia el futuro, además de ser el factor fundamental para promover una sociedad con igualdad de oportunidades, nuestro país difícilmente podría encontrar una forma más injusta, ineficiente, onerosa y derrochadora de emplear los siempre escasos recursos públicos en este sector.

Perdo Villar Iroumé



Señor Director:


Entre 1990 y 2010, casi mil millones de personas dejaron de ser pobres en el mundo (US$ 1,25 de ingreso diario, como $ 625), lo que representa una disminución de 43% a 21% de la población de los países en vías de desarrollo. The Economist explica en su artículo “Towards the end of Poverty” (Hacia el Fin de la Pobreza) que dicha reducción se debe a la adopción de modelos económicos liberales que han permitido el crecimiento económico y han dejado de lado modelos intervencionistas o asistencialistas.
Chile empezó esta noble tarea mucho antes, a mediados de la década de los 70, de hecho la primera medición de la pobreza en Chile la hizo en 1975 el entonces ministro de Odeplan, Miguel Kast. En esa primera medición, el 45% de los chilenos era pobre, en 1988 era un 38%, en 2006 fue un 13,7%. Pero en 2009 aumentó por primera vez en 31 años, fue un 15,1%, coincidentemente fue la época en que el gasto del Estado y el asistencialismo subieron como nunca antes, un 20%. Parafraseando a The Economist, “is not as difficult as cynics profess” (no es tan difícil como los cínicos profesan), ahora el mundo sabe cómo reducir la pobreza.

Ricardo López Bisquertt



Señr Director:


Para mitigar los problemas socio-ambientales del Valle del Huasco generados por los procesos productivos, mineros y energéticos, y que quedaron en evidencia el cierre de la planta Agrosuper, cinco empresas de la zona asumieron el compromiso de promover la sostenibilidad en la zona al suscribir con el Consejo Nacional de Producción Limpia (CPL) el primer acuerdo en Chile que promueve el desarrollo económico, el bienestar de la comunidad y el respeto por el medio ambiente.
Este convenio denominado Núcleo de Empresas para la Sustentabilidad Territorial (NEST) está integrado por CAP Huasco, Goldcorp El Morro, Endesa, Puerto Las Losas y Barrick Gold. La resolución exenta N°300/2013, publicada en el Diario Oficial, establece el marco legal que sienta las bases jurídicas para este instrumento público-privado. El NEST Huasco es el primero de una serie de acuerdos voluntarios impulsados en zonas prioritarias del país, como Puchuncaví-Quintero, Coronel y Mejillones, que pretenden subsanar potenciales conflictos y generar estrategias que ayuden al desarrollo sustentable.

Jorge Alé Yarad
, Director ejecutivo Consejo Nacional de Producción Limpia