Cartas

Cartas al Director

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A propósito de Dickens


Señor Director:


El Sr. Jorge Quiroz en su columna “A Propósito de Dickens” (viernes 20 de enero) recomienda la lectura de autores clásicos para mejorar nuestra comprensión de la realidad. Para complementar esta propuesta, agregaría que la lectura debe ser tanto crítica como desprejuiciada.
En economía en particular, donde la creencia demasiado generalizada es que es innecesario estudiar “opiniones equivocadas de economistas muertos”, indicar sin más que algunos autores están “en el lado de los equivocados” por una inexplicable inclusión en el mismo grupo de “pesimistas” (¿?) va justamente en el sentido contrario del enriquecimiento del debate público. “Suponer” a priori que ciertos economistas están equivocados, es simplemente dejar fuera de nuestra visión temas importantes de análisis económico que merecen ser debatidos.

Claudio Huepe Minoletti


La caída de Kodak


Señor Director:


La caída de la empresa fotográfica Kodak no parece ser otra cosa más que el conocido refrán “el que pestañea pierde”.
Siendo una de las compañías más grandes de EEUU, Kodak perdió mercado no por falta de innovación, ya que ellos fueron los inventores de la cámara digital en 1975 y luego invirtieron en desarrollo digital en los 70, crearon varios productos y parecía que lo estaban haciendo bien. Pero fue una pequeña parte de la empresa la que cambió de estrategia y se hizo de visión, pues el resto de la compañía no salió de los rollos de fotografía que le daban bastante dinero.
Cuando la visión no es transferida a toda la organización, sucede que la empresa pierde fuerza y posición en el mercado. La incapacidad de los líderes de provocar o gestionar el cambio en la organización se les devolvió como un castigo del mercado. Es verdad que si no tienes la fuerza de convencer de estos cambios, o cambiamos al líder o cambiamos la organización. Muchos ejecutivos medios no “creen” que se puedan hacer estos grandes cambios y debemos hacer nuevos departamentos de innovación, nuevas áreas con focos específicos y competir con los cómodos mandos medios “muy seguros” de su historia, pero no de su futuro.
Que no nos pase lo mismo en Chile, con el cobre, con la banca, con la salud y la educación. Si queremos llegar al año 2020 siendo un polo de desarrollo tecnológico en América, debemos trabajar convencidos de que lo podemos lograr.

Rodrigo Lafuente

Director GECHS


La Polar


Señor Director:


Concuerdo con el Sr. Christian Szita Szántho respecto a que cada persona es responsable de sus actos y, por ende, nadie puede frenar el impulso comprador de un sujeto. Cuando uno analiza el asunto de La Polar, más allá de los ilícitos que se cometieron o no, se debe analizar por qué se llega a ese extremo. Mi primer planteamiento es que si la compañía repactó a un millón de personas, entonces significa que había un millón de morosos, lo que induce a pensar que las instituciones no están funcionando y que existe un severo descontrol, donde el Estado tiene que intervenir. Hace mucho tiempo se viene exigiendo la consolidación de las deudas bancarias y de casas comerciales, lo cual parece algo básico, para transparentar la situación crediticia de los chilenos. Inclusive, desde mi punto de vista, hay una competencia desleal en la industria, ya que existen dos multitiendas que tienen bancos y que, por lo tanto, tienen ventajas sobre el resto al evaluar la situación patrimonial y financiera de una persona.
Por otro lado, cuántas veces se ha discutido el asunto de la TMC. Este año los hermanos Parisi han recorrido todo Chile pidiendo que se rebaje la tasa del 50%. Han entregado muchas alternativas, como el financiamiento a través de las AFP, pero nadie actúa y todo queda entrampado en una discusión sin resultados concretos.
Por lo mismo, mis dardos, son hacia la falta de compromiso y pasividad de las instituciones que regulan el crédito en Chile y también a la clase política, eso independiente de las responsabilidades judiciales de los inculpados en el caso La Polar, que para mi es sólo una muestra de un mercado absolutamente desrregulado y abusivo.

Tomás Vidaurre

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