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Cartas al Director

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Imacec =
terremoto + tsunami


Señor Director:

El último Indicador Mensual de Actividad Económica (Imacec) publicado por el Banco Central, correspondiente al mes de agosto recién pasado, indica un exiguo crecimiento de 0,3 % anual. Esta cifra es la más baja registrada desde marzo de 2010, mes en que el país fue azotado por los gravísimos daños materiales causados por el efecto combinado del terremoto y el tsunami. Lo anterior permite visualizar en forma empírica la magnitud del efecto de estancamiento que está teniendo sobre la industria nacional, la política de reformas estructurales que está imponiendo la autoridad, pero ésta suma y sigue. Cuando la ideología y la realidad van por caminos divergentes, mala suerte para la realidad.

Darío Torrealba Aranguiz


Mala noticia económica


Señor Director:

Es indudable que el Imacec es una muy mala noticia pues, desde marzo de 2010, este indicador no registraba un desempeño tan débil. Sin embargo, en ese mismo año el promedio de variación del Imacec fue de 5,7%, muy superior al 1,8% que alcanza el promedio del Imacec anualizado durante los primeros 8 meses de este año, dando cuenta de una economía que ha entrado de lleno a una fase contractiva o recesiva del ciclo económico de estos últimos tres años.
Hay factores externos e internos que explican lo anterior. Entre los internos destaca, sin duda alguna, la crisis de expectativas que se ha instalado entre los agentes económicos privados del país, pese a los últimos esfuerzos de parte del sector público de intentar revitalizar la economía y de corregir el ambiente de incertidumbre y pesimismo. Los anuncios de “reformas” sin un contenido claro y preciso habrían alentado este último fenómeno. Posiblemente el ministro comparte este diagnóstico en su fuero interno.
La impresión que existe entre los analistas es que mientras no se corrijan o mejoren las expectativas entre los agentes económicos, será muy difícil que el sector privado corrija su comportamiento y revierta las cifras de caída de la inversión privada y de moderación del gasto en consumo privado, pese a los serios esfuerzos de la política fiscal y monetaria por crear condiciones de un mayor dinamismo económico. Sin la colaboración del sector privado la tarea se hace muy difícil. Por lo tanto, hay que trabajar en reestablecer la confianza, tarea que a estas alturas no parece muy fácil, particularmente por el hecho de que aún hay reformas estructurales cuyos contenidos no son del todo conocidos y comprendidos y sobre las cuales se plantean todavía muchas incertidumbres.
Así, es muy probable que la economía mantenga la desaceleración económica durante lo que resta del presente año, medido tanto por una menor actividad económica como por un crecimiento en las tasas de desempleo. Despejado lo anterior de una manera más bien positiva, es posible esperar un repunte económico más bien moderado para el año 2015.

Mario Valenzuela
, Vicedecano de la Facultad de Economía y Negocios Universidad San Sebastián

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