Cartas

Cartas al Director

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No es tiempo de celebrar


Señor Director:


He leído con mucha atención la columna del señor Mori. Chile obtiene buenas cifras de inversión por muchas razones, pero la menos creíble es la de la Agencia de Impulso Competitivo que él menciona. Del único lugar donde sabemos que se hace una labor digna de destacarse es en España, lo que es comprobable hablando aquí con los españoles que llegan. En el Comité de Inversiones dicen que el vicepresidente Mori vive de avión en avión, sin ton ni son. El trabajo que da resultados es el que se hace día a día, de manera constante, en espacios determinados, donde se hacen seguimientos y es medible.
Todos sabemos que las oficinas de ProChile, funcionan con esquemas anquilosados que hacen que su funcionamiento sea considerado como muy caro. No existe búsqueda de nada, eso ha dado origen a que Turismo, Ministerio de Agricultura y la Corfo en la parte pública o ASOEX, por mencionar algunos casos, abrieran oficinas propias en el exterior. La Agenda de Impulso Competitivo quiere volver a ProChile, liquidar lo bueno que le traspasaron de Turismo, Corfo o Agricultura, en lo público, volver a lo de antes, lo cual sin duda es un retroceso. Los perjudicados de siempre somos los empresarios, como dice el título de la columna, “no es tiempo de celebrar”.

Ambrosio Alamos A.

PS y elección en Ñuñoa


Señor Director:


Después de conocerse el fallo definitivo del Tribunal Regional Electoral, el secretario general del partido Socialista, Álvaro Elizalde, estimó que la elección de alcalde en Ñuñoa entre Pedro Sabat y la concejal socialista Maya Fernández debería repetirse para darle ‘legitimidad’ a quien gane, agregando a continuación que los problemas en democracia se arreglan con mas democracia.
Pareciera ser que para el PS, las instituciones democráticas de nuestro país son legítimas cuando sus fallos u opiniones le resultan favorables, pero si le son adversos como en este caso, entonces, esos mismos fallos dejan de ser legítimos y hay que rodearlos de un manto de duda, para intentar anularlos o revertirlos. Restarle legitimidad al veredicto del tribunal electoral, organismo encargado por ley de validar los escrutinios, es indigno proviniendo de un Partido Político. Es justamente este tipo de actuaciones, este doble estándar, lo que desencanta a la gente de la actividad pública, aumentando de paso la crisis de credibilidad que afecta a los partidos y sus integrantes. Si lo que se pretende es proteger a la democracia, la actitud del PS frente a esta elección, no es precisamente el camino para lograrlo.

Jaime Jankelevich


Alerta democrática


Señor Director:


Inconsistencias, inexactitudes y, en algunos pasajes, ignorancia respecto de la ley. Eso es lo que uno encuentra al leer “un llamado de alerta democrática”, texto firmado por 80 académicos que cuestiona una serie de aspectos del desarrollo de la pasada elección municipal.
Entre otras cosas, es falso sostener que no se hizo una campaña para informar los cambios que sufriría el sistema con la puesta en marcha de la inscripción automática y el voto voluntario. También es una falacia decir que el sitio histórico con las votaciones desde 1989 fue bajado de la red. Más descabellado aún es alegar que los datos del registro electoral hayan sido públicos, pues la Constitución así lo ha contemplado desde siempre con la finalidad de garantizar la transparencia de los procesos eleccionarios, evitando entre otras cosas los acarreos.
Lo más llamativo es que ninguna de las críticas considera el hecho de que se amplió el padrón electoral en más de 50% a través de la reforma política más importante de los últimos 60 años.
A la luz de lo expuesto, más que un llamado de alerta de buena fe, esta misiva parece ser otro intento más por desacreditar todo lo que hace o dice este gobierno. Ya se intentó hacer en el pasado con las cifras de empleo, con los resultados de la Casen y con el Censo.
Lo que al parecer desconocen estos académicos, es que con esta ofensiva destemplada no le están haciendo daño al gobierno, sino que al Estado y a la fe pública.

Cristóbal Castro F.

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