El salario mínimo no basta
Señor Director:
Más allá de la cifra, el salario mínimo es un síntoma. En agosto de 2024 alcanzó $ 500.000, tras un alza real acumulada de 36% en la década. Es un avance redistributivo, pero de alcance limitado, ya que deja fuera a 2,6 millones de trabajadores informales (27,5% de la fuerza laboral). El problema es estructural, pues pese a un crecimiento promedio de 3,1% en dos décadas, la informalidad se estanca en 27–30%, con mayor incidencia en mujeres, jóvenes y cuenta propia sin protección. Lo agrava una productividad que creció apenas 0,5% anual entre 2010 y 2023 -muy por debajo del 1,5% de la OCDE- y la intermitencia previsional, con cerca del 40% sin cotización regular.
La cuestión de fondo no es el monto, sino cuántos trabajadores logran transitar a la formalidad con derechos efectivos. Se requiere una estrategia de formalización inclusiva y sostenida, con incentivos a la contratación y la cotización, fortalecimiento de la protección social universal (PGU y apoyos familiares) y un programa robusto de productividad para las PYME, cuya brecha frente a grandes empresas ronda el 60%. Chile necesita un pacto laboral de largo plazo, inspirado en experiencias como la uruguaya, que mediante diálogo social y reformas integrales redujo la informalidad por debajo del 25%. De esta forma, el salario mínimo podrá operar como pilar de un mercado laboral formal, inclusivo y sostenible.
Carolina Erices García
Economista y Académica