Señora Directora:
Chile está en un momento crucial en que está en juego no sólo una Constitución, sino que más bien todo su sistema de desarrollo y progreso.
Muchos creen que el momento constituyente nos va a "purificar" y que –como acto redentor— nos va a librar de males y problemas sociales. Nada más alejado de la realidad. No obstante, populistas de todos los sectores, y constitucionalistas varios, creen que esta encrucijada constitucional, además de solucionar malestares sociales, será pura, y exenta de conflictos y pugnas.
Es hora de renunciar a ver la política y la nueva Constitución con romanticismo, y de reconocer la realidad política como es. En momentos de euforia constitucional, lo prudente es retomar el trabajo intelectual; en particular, el que la economía política ha realizado para iluminar la política sin idealismo.
La teoría de la elección pública y el trabajo del Nobel James Buchanan parecen relevantes para mejorar la calidad de nuestro debate. Recomiendo revisitar sus obras y reencontrarse, una vez más, con la economía política desprovista de ingenuidad constitucional.
Pablo Paniagua Prieto
Investigador Senior de la Fundación para el Progreso