Transición energética
Señor Director:
Hace unos días, el Servicio de Evaluación Ambiental (SEA) recomendó aprobar la mega línea Kimal–Lo Aguirre, iniciativa de 1.346 km de extensión y con una potencia de 600 kV, hasta 3.000 MW). Esta obra -que unirá Antofagasta con la Región Metropolitana-, balanceará el sistema y, a la vez, reforzará la seguridad y continuidad del suministro ante contingencias, al poder transferir grandes bloques de energía.
Como vemos, se registran avances en infraestructura. Sin embargo, aún tenemos un pendiente aprovechar plenamente la energía solar: en 2024 se vertieron del orden de 5,6 TWh de energía eólica y solar por cuellos de transmisión y falta de flexibilidad, lo que implica que la electricidad limpia no llegó a hogares, industrias ni al transporte eléctrico.
¿Cómo destrabarlo? Primero, con transmisión a tiempo y con gestión territorial temprana: Kimal–Lo Aguirre y sus obras complementarias deben avanzar con un cronograma público y coordinado. Asimismo, se debe implementar almacenamiento a escala para aliviar los cuellos de botella. Y un tercer punto a abordar es la demanda flexible: tarifas horarias y programas que muevan consumos hacia horas solares (por ejemplo, minería, parques industriales y terminales de buses).
Paulo Muñoz M.
Asesor Consejo de Políticas de Infraestructura
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