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Cerrar el drenaje de capital de los países en desarrollo

Joseph E. Stiglitz Premio Nobel de economía

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Los países en desarrollo se preparan para atravesar por una importante desaceleración este año. De acuerdo con el informe de la ONU Situación y perspectivas de la economía mundial 2016, el crecimiento de estos países solamente llegó a un promedio del 3,8% en el 2015, la tasa más baja desde la crisis financiera mundial del año 2009 y que sólo se iguala, en este siglo, a la tasa del año 2001, que fue un año en el que primó la recesión. Además, es importante tomar en cuenta que la desaceleración en China y las recesiones profundas en Brasil y la Federación de Rusia sólo explican parte de la amplia caída del crecimiento. La verdadera preocupación, sin embargo, no es solamente la caída de los precios de las materias primas, sino que también las salidas masivas de capital. Durante el período 2009-2014, los países en desarrollo recibieron colectivamente una entrada neta de capital de US$2,2 millones de millones, en parte debido a la flexibilización cuantitativa en las economías avanzadas, que empujó a sus tasas de interés a situarse en cerca de cero.

Sin embargo, los flujos de capital ahora se está revirtiendo, tornándose negativos por primera vez desde el año 2006 y superando, en el año 2015, un nivel de salidas netas desde los países en desarrollo del orden de los US$600 mil millones – más de una cuarta parte de las flujos de entrada que recibieron durante los seis años anteriores. Los mayores flujos de salida han ocurrido mediante canales bancarios, habiendo los bancos internacionales reducido sus riesgos crediticios brutos con los países en desarrollo en más de US$800 mil millones el 2015. Es probable que salidas de capital de esta magnitud tengan efectos innumerables: puede que sequen la liquidez, incrementen los costos de los préstamos y de servicio de la deuda, debiliten las monedas, mengüen las reservas y conduzcan a la disminución de los precios de las acciones y otros activos. Habrá grandes efectos de reacción en cadena en la economía real, incluyendo daños graves a las perspectivas de crecimiento de los países en desarrollo.

Muchos de los gobiernos de los países en desarrollo no aprendieron las lecciones de las crisis anteriores, mismas que deberían haber incentivado que se adopten reglas e impuestos que restrinjan y desalienten exposiciones a riesgos ligados a las divisas. Ahora, los gobiernos deben tomar medidas rápidas para evitar ser responsables de estas exposiciones. Aquellos que tienen altos niveles de deuda externa pero que tienen reservas, también deberían considerar la recompra de su propia deuda soberana en el mercado internacional de capitales, aprovechando que los precios de los bonos están en caída.

Si bien las reservas pueden proporcionar cierta protección para minimizar los efectos adversos de las salidas de capital, en la mayoría de los casos no serán suficientes. Los países en desarrollo deberían resistirse a la tentación de elevar las tasas de interés para frenar las salidas de capital. Históricamente, las subidas de tipos de tasas de interés han tenido poco efecto. De hecho, las tasas de interés más altas pueden ser contraproducentes debido a que dañan el crecimiento económico. Las medidas macro prudenciales pueden desalentar o retrasar las salidas de capital, pero tales medidas, también, pueden ser insuficientes.

En algunos casos, puede ser necesario introducir controles de capital que sean selectivos, dirigidos a objetivos determinados y delimitados en el tiempo, especialmente para flujos de salida a través de canales bancarios. Esto implicaría, por ejemplo, restringir las transferencias de capital entre bancos matrices en países desarrollados y sus filiales o sucursales en países en desarrollo. Siguiendo el exitoso ejemplo de Malasia en el año 1997, los países en desarrollo también podrían suspender temporalmente todos los retiros de capital para estabilizar los flujos de capital y los tipos de cambio. Quizás este sea el único recurso que muchos países en desarrollo tienen para evitar una crisis financiera catastrófica. Es importante que dichos países actúen pronto.

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