Chatarra del siglo XXI
Si ya el tema d el depósito de basura de las grandes urbes como Santiago, es un dolor de cabeza para las autoridades, un nuevo actor...
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Si ya el tema d el depósito de basura de las grandes urbes como Santiago, es un dolor de cabeza para las autoridades, un nuevo actor seguirá sumando a nuestros desechos, factores de mayor cuidado y atención, no sólo para las personas sino para el medio ambiente.
Se trata del e-waste, o basura tecnológica, que en Chile acumula, entre otras cifras, 3 millones de celulares al año que se suman a las 8 mil toneladas de chatarra electrónica al año en el país, que considera computadoras, teléfonos celulares, televisores, pilas y electrodomésticos.
Según la definición de la OCDE, se considera como e-waste a “cualquier dispositivo que utilice un suministro de energía eléctrica, que haya alcanzado el fin de su vida útil”.
Poner este tipo de residuos en la basura es poner en riesgo la salud de las personas y del ambiente, porque contienen componentes peligrosos como el plomo en tubos de rayos catódicos y soldadura, arsénico en tubos de rayos catódicos más antiguos, trióxido de antimonio retardantes de fuego, entre otros.
¿Deberían añadirse tasas al precio de la tecnología para poder financiar el reciclaje del e-waste? En algunos lugares de EE.UU. ésta ha sido una solución viable y en otros como Japón se ha ido aún más lejos con la creación de plantas de reciclaje tecnológico que hoy funcionan a toda máquina.
Es cierto que somos un país con otras dimensiones, pero dentro de los rankings de Latinoamérica estamos entre los principales consumidores de tecnología. Es por esto que iniciativas como la de Recycla creada en 2004 gracias a un capital semilla de Innova Chile, la primera iniciativa en Chile y América Latina, están siendo cada vez más valoradas y necesarias.
Otra muestra valiosa es la alianza de Metro de Santiago con la Subsecretaría de Telecomunicaciones, los que ya han logrado reciclar 168 mil aparatos celulares. Esta se suma a otras más focalizadas como contenedores de pilas ubicados en grandes tiendas o lugares donde donar computadores viejos.
Hay un esfuerzo creciente, pero que no tiene sentido si las personas no están acostumbradas a acercarse una planta de reciclaje, o a lugares donde deshacerse de un material que es tóxico no sólo para nuestra salud, sino para nuestra ya bastante deteriorado medioambiente.