Chile: desempeño y perspectivas para 2025
ALFREDO COUTIÑO Director para América Latina en Moody’s Analytics
La economía chilena continuó su avance al inicio del año, aunque a tasas más moderadas, después de la fuerte expansión en el último trimestre de 2024. Por el lado de la producción, la expansión chilena ha sido impulsada por la recuperación industrial y el avance de los servicios en una economía funcionando sin freno monetario. La recuperación industrial está impulsada por la producción manufacturera, complementada por el regreso de la inversión al sector minero.
La demanda interna es el principal motor del crecimiento, estimulada por la aceleración del relajamiento monetario implementado por el Banco Central a través de recortes en la tasa de interés. Esto ha estimulado la demanda de financiamiento y reducido el costo del crédito. Sin embargo, la expansión de Chile es inducida por la política económica a través del relajamiento monetario.
“Dada la limitada capacidad de producción de la economía, el exceso de demanda se acomoda finalmente en precios e importaciones, en lugar de aumentar la producción nacional, reflejándose así en inflación y un desequilibrio externo”.
A pesar del repunte económico, el crecimiento ha mostrado signos de moderación en los primeros dos meses del año, pasando de una tasa anual ajustada estacionalmente de 4% a finales de 2024 a 2,3% en enero y solo 1,3% en febrero. Esta moderación económica es resultado de la convergencia natural a tasas de crecimiento más consistentes, después de la expansión registrada en 2024.
El mayor inconveniente de una expansión inducida por la política económica es el desarrollo de un exceso de demanda interna, producido por el estímulo al consumo e inversión. Dada la limitada capacidad de producción de la economía, el exceso de demanda se acomoda finalmente en precios e importaciones, en lugar de aumentar la producción nacional, reflejándose así en inflación y un desequilibrio externo. Por ello, no es sorprendente que la economía chilena haya terminado 2024 con un exceso de demanda de 2,3% del PIB y una inflación de 4,5%, por encima del rango superior del objetivo de 3% a 4%.
En 2025, la economía chilena enfrentará vientos en contra producidos por la política proteccionista estadounidense, a través de aranceles. Aunque Estados Unidos no es el principal socio comercial, Chile se verá afectado por el arancel universal de 10% implementado en abril y por el consecuente debilitamiento de la economía global, lo cual se expresará en una menor demanda de materias primas, particularmente de exportaciones de cobre. Además, dado que China es el principal mercado para los productos chilenos, el cual compra alrededor del 40% de las exportaciones totales de Chile, la diversificación esperada del comercio de China podría beneficiar en alguna medida a las exportaciones chilenas.
La economía del país crecerá alrededor de 2% en 2025, después de un 2,6% en 2024 y se beneficiará de condiciones monetarias neutrales en el año.
Se espera que la inflación se reduzca hasta la segunda mitad del año, después de alcanzar un pico de alrededor de 5% en el segundo trimestre, a medida que la economía se desacelera y avanza a tasas más moderadas. La convergencia inflacionaria hacia el objetivo no se logrará este año, sino hasta 2026, cuando la inflación se reduzca hacia el objetivo de 3%.
Así, la economía chilena reportaría un crecimiento similar al promedio de la región en 2025, solo superado por Argentina, Colombia y Perú.