Con o sin pandemia, el progreso sigue adelante

ROBIN HARDING

En la mayoría de los años el mundo mejora. Hay que admitir que rara vez lo parece, pero así es la naturaleza humana: nos preocupamos por la catástrofe que aparece en las noticias - el terremoto, la guerra, la hambruna o la pandemia - y pasamos por alto el crecimiento gradual pero incesante de la producción, de la tecnología y del entendimiento. Durante las últimas décadas, tal y como lo han descrito científicos sociales como Hans Rosling, Max Roser y Steven Pinker, esas fuerzas han sacado de la pobreza a cientos de millones de personas. Si se hace un cuidadoso recuento, se puede ver el proceso en acción, año tras año.

La última vez que hice este ejercicio en 2019, fue fácil concluir que la vida había mejorado.

Pero algunos años son diferentes. El caos provocado por la pandemia de Covid-19 ha representado el mayor reto para el control de la humanidad sobre su propia condición desde el punto álgido del enfrentamiento nuclear durante la Guerra Fría. Es interesante entonces preguntarse: ¿Mejoró el mundo durante 2020 y 2021? ¿O la pandemia supuso un verdadero retroceso en el progreso humano? Mis respuestas son: probablemente y no.

Quizá el mejor lugar para empezar sea la pandemia misma. Aunque las estadísticas son meras estimaciones, la pandemia directamente ha producido alrededor de 275 millones de infecciones y 5 millones de muertes, además de tener un drástico impacto secundario en el nivel de vida, con los confinamientos y las restricciones de viaje manteniéndonos alejados de nuestras familias .

El daño causado a la economía mundial es menor de lo que la escala del evento de Covid-19 pudiera sugerir. De hecho, es sorprendente que así haya sido. En la mayoría de los países ricos, la producción en 2021 siguió siendo inferior a la de 2019, pero, en general, la economía mundial creció un 2.6% durante la pandemia. Es testimonio de lo bien que funciona el sistema capitalista que, incluso durante la emergencia sanitaria más extrema en un siglo, todavía haya proporcionado suficiente crecimiento para sacar a la gente de la pobreza.

Hasta ahora, la humanidad ha sobrevivido a la pandemia con su prosperidad material intacta o incluso mejorada. Sin embargo, en contraposición, numerosas amenazas a nuestra seguridad y prosperidad futuras han empeorado.

La cumbre COP26 de Glasgow fue tan decepcionante como de costumbre. Lo que hubo de alentador en materia de clima provino de la empresa privada: 2020 y 2021 fueron los años en los que los vehículos eléctricos comenzaron a generalizarse. Ellos proporcionan otro componente tecnológico para el logro de un futuro libre de emisiones. Aún se necesitan muchos más, pero ese progreso inspira esperanza.

La geopolítica, en cambio, no la inspira. Dos elementos que han definido el crecimiento mundial desde 1989 son la paz y la seguridad. En Taiwán y en Ucrania, ésos ya no parecen estar garantizados, lo cual pone en tela de juicio todo el sistema de comercio mundial del que depende la prosperidad. Existen preocupantes indicios de una nueva carrera armamentista nuclear entre EEUU, Rusia y China; las armas nucleares siguen siendo una de las principales opciones para que la humanidad, al final, acabe autodestruyéndose.

Lo peor de todo es que fue un periodo de retroceso para la democracia. Según Freedom House, 2020 fue el peor año en una racha de 15 años de declive de la gobernanza democrática. La pandemia ha sido una bendición para los autoritarios y un difícil reto para las democracias liberales. A largo plazo, la libertad y la prosperidad están entrelazadas.

En general, entonces, la humanidad se volvió un poco más próspera, pero los cimientos de esa prosperidad en la paz, en la estabilidad medioambiental y en la democracia liberal se deteriorraron. Ha sido un equilibrio relativamente parejo. Es la peor evaluación que se pudiera dar en décadas. Sin embargo, dado que se logró en medio de una pandemia, quizás todavía existan motivos para alegrarse un poco esta Navidad.