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Crisis alimentaria y energética: ventana para el hidrógeno verde

Eduardo Bitran Académico de Facultad de Ingeniería de UAI, presidente Club de Innovación

Por: Eduardo Bitran | Publicado: Jueves 21 de julio de 2022 a las 04:00 hrs.
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Eduardo Bitran

La invasión de Rusia a Ucrania ha tenido efectos disruptivos en el mercado de la energía, granos y fertilizantes. Impactos directos son, por una parte, el aumento de los precios del gas natural, ya que se interrumpe el abastecimiento a Europa, que representaba el 40% de la importación de los países de la Unión Europea; y por otra, los efectos adversos en las exportaciones de granos y fertilizantes, ya que Ucrania y Rusia representaban cerca del 20% de las exportaciones mundiales de granos y el 28% de fertilizantes.

No obstante, el impacto más significativo en la crisis alimentaria es menos evidente. El gas natural es el principal insumo para la producción de hidrógeno y este, a su vez, es la base de la producción de amoniaco, ingrediente fundamental en la producción de fertilizantes nitrogenados, producto en que Rusia es el primer exportador mundial. El aumento del precio del gas natural, entre tres y cinco veces, junto con la paralización de plantas de producción de amoniaco, por la escasez y reorientación del gas natural a uso domiciliario, llevó a que el precio de este insumo clave en la cadena alimentaria suba tres veces.


“Esta crisis abre la posibilidad de sustituir el gas natural por hidrógeno limpio, independizando la cadena alimentaria de las oscilaciones del mercado de combustibles fósiles”.

La FAO advierte que con los precios actuales de los fertilizantes la producción de granos en los países subdesarrollados se reducirá significativamente, lo que, unido a la caída de la oferta de Rusia y Ucrania, y la acentuación de los efectos del cambio climático, genera las condiciones para desatar una crisis alimentaria global de nefastas consecuencias.

Esta crisis abre la posibilidad de sustituir el gas natural en la producción de hidrógeno por electricidad renovable para producir hidrógeno limpio, independizando la cadena alimentaria de las oscilaciones del mercado de combustibles fósiles. Aumentar la resiliencia en el abastecimiento de alimentos para América Latina debería ser un objetivo estratégico de la región.

Los precios del amoniaco producido con hidrógeno gris no volverán a los que teníamos antes de esta crisis. Los balances geoestratégicos cambiarán irreversiblemente el mercado de gas natural por la necesidad de Europa de independizarse de Rusia. Como dijo la presidenta de la Comisión Europea: “Cuanto más rápido pasemos a las energías renovables y al hidrógeno, más rápido seremos realmente independientes y controlaremos nuestro sistema energético”.

Los países con abundancia de energías renovables tienen la oportunidad de acelerar su incursión en la economía global del hidrógeno verde, adelantando la producción y exportación de amoniaco limpio. Chile, importador de más de 300 mil toneladas año de amoniaco gris para explosivos usados en la minería, puede aprovechar su abundancia de energía solar, su infraestructura de importación, para sustituir estas importaciones volátiles por amoniaco verde y reducir en dos millones de toneladas las emisiones de CO2; y aprovechando las economías de escala en la producción de amoniaco, facilitar la exportación de 400 mil toneladas para abastecer plantas de fertilizantes que hoy están con serias dificultades de abastecimiento en América Latina.

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