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Crisis en educación e inequidad

Al tratar de entender la convocatoria y el impacto generado por el movimiento estudiantil por una educación pública de calidad, es posible establecer una vinculación entre los graves problemas de inequidad existente...

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Al tratar de entender la convocatoria y el impacto generado por el movimiento estudiantil por una educación pública de calidad, es posible establecer una vinculación entre los graves problemas de inequidad existente en nuestro país y el desempeño del sistema educacional. Por ejemplo, el Informe de Competitividad 2011 del IMD, sitúa a Chile en el lugar 53 entre las 59 economías analizadas en términos de distribución del ingreso. Lamentablemente, desde que existen datos sobre esta materia el porcentaje del ingreso que va al 20% de los hogares más ricos de la población se ha mantenido alrededor de 56% mientras que el 20% (primer quintil) más pobre ha permanecido en torno al 4%.

El problema es que el sistema educacional, que debiera ser el principal instrumento de movilidad social, termina perpetuando y algunas veces amplificando las diferencias existentes. Los tipos de colegio: municipal, subvencionado y particular, replican la segmentación socioeconómica de nuestro país. Así, los alumnos pertenecientes a familias de menores ingresos asisten a colegios municipales de baja calidad y tienen escasas posibilidades de acceder a la educación superior. De hecho, sólo 1 de cada 5 alumnos del primer quintil accede a ella en comparación a 4 de cada 5 alumnos del quinto quintil.

Si se quiere hacer una real revolución en esta materia se debiera asegurar el acceso universal a una educación de calidad desde la etapa pre-escolar de manera de formar ciudadanos con las competencias necesarias que se requieren en la sociedad actual. Para esto, es necesario atraer a los mejores talentos a las Pedagogías y asegurar que tengan una formación exigente y actualizada, aumentar la subvención por alumno para ofrecer remuneraciones dignas y competitivas y mejorar la gestión de los establecimientos. Todo lo anterior debe permitir acercarnos a estándares internacionales de calidad. En este contexto, el presidente del Colegio de Profesores parece más un obstáculo a la mejoras en la calidad de la educación que un promotor de soluciones. Esto porque su postura obedece a una defensa corporativa que se opone a la evaluación y capacitación continua de los profesores, al pago por logro y a modificar las rigideces del Estatuto Docente.

En el caso de la educación universitaria, considerando el escenario actual existen, al menos dos razones por las cuales una eventual gratuidad sería altamente regresiva. Primero, dado que un alto porcentaje de quienes ingresan a la universidad provienen de las familias con mayores ingresos y que a su vez han estudiado en colegios particulares pagados donde la mensualidad es similar al arancel universitario, no parece razonable eximirlos de pago. Segundo, en general las remuneraciones de los egresados universitarios superan con creces el promedio de la población, salvo el caso de universidades muy poco selectivas con programas de baja calidad las cuales no debieran ser acreditadas.

Por lo anterior, y dado que los recursos son escasos, la prioridad debiese estar en asegurar una educación pre-básica, básica y media gratuita y de calidad.

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