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Del desencanto a la productividad

Por: José Antonio Garcés | Publicado: Lunes 4 de abril de 2016 a las 04:00 hrs.
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Para quienes se encuentran algo saturados de los diagnósticos y análisis de las causas de la desconfianza imperante, de los sombríos pronósticos y en general, de la discordia entre quienes deberían construir juntos este país, llegó la hora de dejar atrás los lamentos y las añoranzas de tiempos pasados y de enfrentar la realidad sin fijar la mirada sólo en las amenazas, para ser capaces de descubrir también, las oportunidades.

Quienes lideramos empresas conocemos muy bien aquel refrán que dice: “si tienes limones haz limonada”, ya que permanentemente tenemos que lidiar con factores tanto internos como externos que afectan nuestros planes y proyecciones. Estas experiencias “fuera de libreto”, incluso la incertidumbre, siempre presente, nos sirven para ser más flexibles y generar soluciones creativas e innovadoras.

Por definición, un empresario o un emprendedor, no se rinde. Es tenaz y no se deja abatir por las circunstancias adversas, sino que abre alguna ventana cuando se encuentra frente a una puerta cerrada. Ha comprendido que las crisis pasan y que de éstas no sólo se extraen valiosas lecciones, sino que además son un recordatorio de que hay que enfocarse en la meta de largo plazo y no en el resultado anual o semestral. Es decir, que lo que realmente importa, es que nuestro negocio o actividad sea sustentable en el tiempo, no sólo desde el punto de vista económico, sino también humano, social y ambiental. Cuando se tiene el foco y el corazón en el lugar correcto, las vicisitudes del trayecto pasarán a ser una anécdota.

Sabemos que uno de los principales desafíos que tenemos como sector empresarial y como país es elevar nuestras índices de productividad y reactivar el crecimiento. Lamentablemente, la Reforma Laboral no incluyó propuestas relevantes en esta materia, pese a decretar el 2016 como el año de la productividad. Las 22 medidas recién anunciadas por el ministro Valdés son positivas y enfrentan en parte este desafío.

Pocos factores inciden más negativamente en la productividad que la desmotivación de los colaboradores, la falta de compromiso y desconfianza en el futuro y en quienes nos rodean. En este mismo sentido, la neurociencia ha descrito lo íntimamente ligados que están nuestro lenguaje, nuestro pensamiento y por ende, la motivación. Si la negatividad está presente en nuestras conversaciones cotidianas, ello irá tiñendo el clima afectando el ánimo de quienes nos rodean. Es conveniente revisarnos en este sentido y procurar no caer en sentimientos de impotencia como si no pudiéramos hacer nada frente al panorama que tenemos en frente y en el que estamos insertos.

Otra disciplina, la psicología de la comunicación, gracias a Paul Watzlawick, nos dejó los axiomas de la comunicación presentes en todas las interacciones humanas. Uno de ellos es la puntuación de la secuencia de hechos. Éste postula que en medio de un conflicto humano, el sujeto “A” siempre señalará como causa de la discordia, la actitud o conducta del sujeto “B” y lo mismo ocurre al revés. Es decir, la culpa es el otro y lo mío es sólo una respuesta o reacción a aquello. La solución para este círculo vicioso según este autor, es que una de las partes reconozca su aporte al conflicto y tome la iniciativa para la reanudación del diálogo, dejando el orgullo de lado, mirando las cosas desde los zapatos del “adversario”, de modo de encontrar los puntos en común y desde ahí volver a construir. Muy similar a la expresión del Papa Francisco cuando exhortaba a “primerear”, es decir, ser los primeros en acercase, en abrir puertas, tender puentes, acoger, cuidar, etc.

Es interesante contemplar el estado actual de las cosas bajo este prisma y proponernos desde la empresa, aportar no sólo al bienestar material y al desarrollo, sino que contribuir también a la unidad, al diálogo y al restablecimiento de la confianza, condiciones necesarias para ser más productivos e innovadores.

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