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Desarrollo y el rol del Estado

El pasado fin de semana tuve la oportunidad, por razones familiares, de visitar Chillán después de casi 20 años. Si bien la fisonomía general de la ciudad no ha variado sustancialmente...

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El pasado fin de semana tuve la oportunidad, por razones familiares, de visitar Chillán después de casi 20 años. Si bien la fisonomía general de la ciudad no ha variado sustancialmente, el primer cambio visible es que la Ruta 5 Sur ya no pasa por el centro de la ciudad, clara evidencia del mejoramiento en materia de infraestructura vial que se ha originado a través de las concesiones. Asimismo, se observa un fuerte crecimiento del comercio, con el arribo de las grandes tiendas y de las principales cadenas de supermercados y farmacias. De hecho, llama la atención que en un radio menor a 50 metros, en pleno centro, se ubiquen cinco locales de las tres principales cadenas de farmacias del país. Además, el aumento de la oferta comercial y el incremento del parque automotor han hecho necesaria la construcción de estacionamientos subterráneos y la instalación de parquímetros en las principales calles y avenidas. Al mismo tiempo, ha existido una expansión de la ciudad con nuevos proyectos inmobiliarios para satisfacer las necesidades de una población en crecimiento.

En contraposición con estos avances, la provisión de los servicios de Educación y Salud dependientes del Estado no muestra progreso, sino más bien retrocesos. Por ejemplo, el Hospital de Chillán no cuenta con los medios necesarios para realizar procedimientos complejos y aún presenta los graves daños sufridos tras el terremoto de 2010. Adicionalmente, el Liceo de Niñas, en que estudió mi madre, se encuentra literalmente en el suelo, ya que gran parte de la estructura del internado y de las salas también colapsó. Por su parte el tren, otrora principal medio de transporte, ha dejado de ser una alternativa atractiva, dadas las continuas interrupciones del servicio y los retrasos constantes.

De alguna manera el contraste que se evidencia en Chillán entre un sector privado activo y un Estado proveedor que languidece resulta una buena síntesis de lo que ocurre a nivel país. En una economía de mercado el rol subsidiario del Estado implica que éste provea directamente ciertos bienes y servicios clave o que asegure su provisión. En el primer caso, es el Estado quien produce y administra el servicio, mientras que en el segundo, genera los incentivos y condiciones para la participación de privados, manteniendo un rol fiscalizador. La evidencia local muestra que, en general, los resultados tienden a ser mejores cuando el Estado genera reglas del juego claras para la participación de terceros como por ejemplo, el caso de las concesiones viales en contraposición a ser directamente el prestador del servicio como es el caso de los hospitales públicos.

El desafío para el Estado es generar mecanismos que permitan asegurar el acceso a Educación y Salud de calidad, aprovechando el dinamismo, innovación y flexibilidad del sector privado. De manera que todos los chilenos, independientemente de su situación socioeconómica, puedan contar con estos servicios que son clave en el desarrollo del capital humano y en el mejoramiento de la calidad de vida de la población.

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