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El recuento de los daños

Débora Calderón Kohon

Por: Débora Calderón Kohon | Publicado: Jueves 2 de noviembre de 2017 a las 04:00 hrs.
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A Barcelona le costará recuperarse después de este sismo institucional vivido las últimas semanas en las tierras de Dalí. Autonomía no era lo mismo que independencia. Tal vez ese fue el punto más complejo de entender para las autoridades catalanas, que llevaron al límite este proceso que hoy tiene a la que fuera la región más pujante y rica de España, frente a un futuro que ni los líderes más radicales han sido capaces de prever.

Han pasado sólo unos días desde que Puigdemont llevara finalmente al país al quiebre con el gobierno central y ya son más de 1500 las empresas que han salido de Cataluña, impulsadas por el incierto futuro judicial y financiero de la zona. Y esto es sólo el comienzo.

Los analistas políticos habían anticipado todos los bemoles tras este furor independentista, acrecentado tal vez por otras iniciativas como el Brexit y los aires separatistas en países como Canadá, Bélgica e Italia.

El episodio Puigdemont, ha desequilibrado a todo el país.

Pero en la práctica, se han desencadenado una serie de retrocesos en materia económica, turística y en los propios derechos ciudadanos, que ni los más pesimistas fueron capaces de vislumbrar cuando en Barcelona se tomaba las calles el clamor popular.

El famoso artículo 155 ha caído como una sentencia medieval en una región que ha brillado por su vanguardia y modernidad durante décadas. En una sociedad abierta tanto a las corrientes de pensamiento como a los negocios. Un sello irrenunciable de Cataluña que hoy parece tambalear desde sus cimientos.

El gobierno central de Mariano Rajoy ha pedido discreción y mesura para los próximos pasos políticos en la región. Pero hay heridas profundas que tardarán en sanar y confianzas que no se recuperarán del todo en muchos meses. Años quizás.

Mientras Puigdemont busca asilo en Bruselas, la población se sacude de los acontecimientos y comienza a levantar cabeza frente a una secesión fallida y a un futuro que no olvidará lo que ha ocurrido en las calles catalanas los últimos meses.

La Fiscalía General del Estado se querella contra Carles Puigdemont, los exmiembros del Govern y exmiembros de la Mesa del Parlamento catalán por presuntos delitos de rebelión, sedición y malversación de caudales públicos en relación con la crisis institucional generada en Cataluña tras el referéndum ilegal del 1/O y la posterior declaración de independencia anunciada por el expresidente catalán.

Como dicen los españoles, esto parece todo un “mal rollo”. Episodios que no se vivían en estas tierras quizás desde la época de Franco y que han venido a resucitar malos recuerdos para todos quienes habitan a los pies del Mediterráneo.

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