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Elección de auditores externos

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Es época de juntas de accionistas. Las sociedades anónimas abiertas o fiscalizadas que operan en nuestro mercado de capitales deberán someter a la aprobación de éstas, la decisión de quiénes serán los auditores externos que dictaminarán sus estados financieros del presente ejercicio 2013.



Según normas vigentes de la SVS, esta decisión contempla presentar a las juntas de accionistas opciones de elección, las razones que ha tenido el directorio sobre la propuesta que se someterá a aprobación y la explicitación de los años que lleva la empresa auditora en la compañía, en caso que se presente como opción, la misma firma auditora del período anterior. Estos requerimientos permiten visualizar la relevancia que atribuyen los mercados a la labor de los auditores externos, dado que el más importante elemento de gobernabilidad para todos los inversionistas, es la exactitud y oportunidad de la información financiera. Por lo mismo, se busca que este proceso de decisión fortalezca dos aspectos en quienes realizan la auditoría: su independencia e idoneidad.

La independencia se refiere a que una auditoría externa tiene valor para los usuarios de los estados financieros, porque es realizada por un tercero que no tiene interés alguno en el éxito financiero de la compañía que audita; no le importa que la utilidad sea mayor o menor; tiene la objetividad de juicio requerida para proponer a la administración los ajustes que estime necesarios, aunque esto le represente no seguir en el futuro como auditor de la empresa.

La idoneidad, en tanto, representa que debe ser competente en saber cómo realizar su auditoría siguiendo las normas que regulan su profesión, para sustentar sobre bases razonables, su opinión sobre la presentación de la posición financiera, resultados de la operación y flujo de caja de una entidad, en conformidad con principios contables generalmente aceptados, hoy los IFRS.

Una forma de hacer más efectivo este proceso, es que los directorios o comités de directores soliciten presentaciones orales a las firmas auditoras invitadas a participar. Allí, los directores debieran evaluar aspectos como la cobertura y profundidad del programa de auditoría, credenciales de los profesionales que participarán y, la claridad, carácter y solidez demostrada. Sin duda el conocimiento previo de la cultura corporativa y del ambiente de control así como de las personas, -es decir el conocimiento acumulado de la compañía-, son antecedentes relevantes del auditor actual y siempre será parte del proceso de decisión sobre los auditores externos. Esta instancia serviría, además, para que el directorio haga saber a los auditores materias que les interesan especialmente.

La elección de los auditores externos tiene por tanto dos factores a considerar: calidad del servicio y precio. Un precio mayor bien podría ser el resultado de calificaciones profesionales superiores del personal involucrado, o una mayor participación de niveles de supervisión conformados por profesionales de mayor seniority cuya experiencia agrega valor a la auditoría. También la cobertura del programa de trabajo planteado, así como la profundidad que la auditoría plantee en áreas sensibles, podrían sustentar fundadamente un mayor honorario profesional. Por todo lo expresado, el precio no debiera ser el factor decisivo para la elección y la propuesta técnica debiere entonces ser evaluada en forma previa a la propuesta económica. Además, los precios de estos servicios profesionales se han ido quedando atrás, situación que resulta evidente al comparar el costo de las auditorías de las filiales abiertas por empresas chilenas que operan en la región.

Lo que está en la balanza, finalmente, se refiere a la confianza y credibilidad de los estados financieros de la compañía.

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