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Evaluación a los directorios

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La SVS ofició a un número importante de sociedades anónimas abiertas en cuanto a corregir o aclarar sus respuestas al cuestionario de autoevaluación de sus respectivos directorios, referidos a las prácticas de gobernabilidad, contenido en la polémica circular N°341. No es de extrañar esta petición del fiscalizador, ya que el instrumento de autoevaluación está mal diseñado y, por ende, no logra su objetivo. En casi la totalidad de sus puntos, el cuestionario induce a los directorios a ser cautelosos y defensivos en sus respuestas, ya que la vaguedad de las preguntas da para todo.

Temas referidos a la participación del gerente general en las sesiones de directorio, programas de inducción a los directores entrantes, contenido y difusión del código de ética y el funcionamiento del directorio, por citar solo algunos, son tópicos que pueden ser interpretados y respondidos con acentos distintos, promoviendo una gran diversidad y poca contundencia en las respuestas que terminan por anular la eficacia de la herramienta de evaluación. Si se trataba de hacer pública la calidad de las prácticas de gobernabilidad de las empresas, el objetivo no se logró. En cambio, Amrop ha venido aplicando un modelo de evaluación a los directorios, realizada por sus respectivos directores en forma anónima, respecto a un amplio espectro de materias relativas a su funcionamiento y a su gobernabilidad. La metodología de este modelo permite que la totalidad de las casi 100 preguntas sean tabuladas y parametrizadas con exactitud, permitiendo así la elaboración de un informe que resulta de gran utilidad para los directorios frente al permanente mejoramiento de sus prácticas corporativas. También permite que los resultados de los informes sean susceptibles de ser comparados con los obtenidos en otras empresas, cuidando siempre el anonimato que corresponde. A diferencia del cuestionario contenido en la circular, el informe final que elabora Amrop es reservado y de uso exclusivo del directorio evaluado.

El propósito del fiscalizador va en el sentido correcto ya que la evaluación de los directorios es una práctica de gobernabilidad que llegó para instalarse en el medio empresarial. Por la misma razón, es especialmente importante que la herramienta que se utilice deba ser la apropiada para los fines que se persiguen y que los directorios evaluados se sumen de buena gana a esta iniciativa, sin temor a exponerse frente al mercado al entregar información bajo un formato poco apropiado. En este sentido, es de esperar que la circular de la SVS sea prontamente sucedida por una versión mejorada.

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