¿Dónde está la inflación?
Hermann González BBVA Research
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Hermann González
El escenario inflacionario ha cambiado drásticamente en los últimos meses. En junio, el Banco Central y el consenso de mercado proyectaban que la inflación terminaría este año en torno a 3%. Si bien el instituto emisor revisó su proyección a 2,4% en septiembre, hoy a la luz de los débiles registros de inflación y de la evidencia de acotadas presiones inflacionarias, el mercado ha ajustado su proyección a una cifra entre 1,4% y 1,8%. Adicionalmente, las previsiones disponibles muestran que la inflación podría permanecer bajo 2% (el piso del rango de tolerancia de la meta de inflación) hasta bien entrado el próximo año.
Si lo anterior no es suficiente para caracterizar el cambio en el escenario inflacionario, es necesario señalar que las expectativas de inflación de mercado (precios de activos y operadores financieros) a dos años plazo, están indiscutiblemente desancladas de la meta de inflación. El desanclaje inflacionario significa que, dado el actual estímulo monetario y el previsto, se espera que la inflación no vuelva a 3% en el horizonte de política monetaria. O, dicho de otra forma, que la única forma de que el Banco Central cumpla con su objetivo inflacionario es entregando un mayor estímulo.
Considerando los rezagos con los que opera la política monetaria, no se puede descartar que parte de la baja inflación que estamos viendo hoy tenga que ver con un estímulo monetario insuficiente. Es posible que esto sea consecuencia de un sesgo a ponderar de forma asimétrica las sorpresas inflacionarias al alza y a la baja, interpretándose estas últimas siempre como transitorias, lo que a la luz de los datos, ha sido un error. Además, dada la evolución de la inflación subyacente, es claro que el descenso de los precios no está explicado solo por alimentos perecibles, sino que también por la apreciación del peso y las holguras de capacidad que persisten en la economía.
Si bien algunos pueden pensar que la economía va a experimentar una recuperación acelerada el próximo año, lo cierto es que quienes toman las decisiones de política monetaria no comparten esa visión. El IPoM de septiembre proyecta que el crecimiento económico se ubicará entre 2,5% y 3,5% el próximo año, mientras que las recientes declaraciones de algunos miembros del Consejo, han estado caracterizadas por la necesaria prudencia que debe existir en un organismo técnico como es el Banco Central. Pero incluso si la recuperación es más vigorosa que lo previsto y el cierre de brechas de capacidad es más acelerado, las propias estimaciones del instituto emisor revelan que el impacto de las holguras en la inflación podría ser relativamente acotado.
Seguir en la inacción monetaria parece inapropiado dado el muy relevante cambio en el escenario inflacionario. El Banco Central debe volver a abrir la puerta a nuevos recortes de la tasa de instancia en el corto plazo para no poner en riesgo el cumplimiento del objetivo de inflación. En la reunión de hoy se debe discutir seriamente la posibilidad de un nuevo recorte de la tasa de instancia y, al menos, dar una señal en esa dirección en el sesgo de la decisión.