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Industrialización e innovación: una alianza para el desarrollo

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¿Es inevitable que Chile se desindustrialice? ¿Está perdida la batalla para la industria en Chile?
El reciente cierre de sus actividades de tres empresas socias de Asimet -las que se agregan a otras que ya hicieron lo mismo antes- por razones de pérdida de competitividad, nos lleva una vez más, como gremio, a plantearnos éstas y otras preguntas ante la evidencia que el sector industrial manufacturero, es el “gran olvidado” de nuestra economía. Frente a temas declarados como “urgentes” de la contingencia nacional, pareciera que a nadie le importa mucho las señales de desindustrialización que a todas luces está presentando Chile, con la gravedad que ello significa si se piensa, como lo hace Asimet, que el grado de industrialización de un país incide en forma directa en el nivel de desarrollo que éste alcance.

Estas señales negativas, sin embargo, nos instan también a redoblar nuestros esfuerzos por instalar en la agenda país la necesidad de que Chile retome el camino de la industrialización que alguna vez alcanzó en su historia.

¿Podría diseñarse un plan dentro de una economía de mercado para impulsar la industria manufacturera? Ciertamente, en Asimet creemos que sí se puede, y aunque son muchos los factores que inciden para lograr el objetivo, sin duda que la innovación es un sendero principal en el camino hacia la meta.

La innovación la debemos entender como nuevas tecnologías o procesos de producción que generan ganancias en productividad. Una buena base para que se desarrolle la innovación requiere de investigación, tecnología y capital humano. Lo primero permite descubrir y entender las cosas, lo segundo, adapta los nuevos conocimientos y crea soluciones para las nuevas necesidades. Lo tercero, en tanto, es el motor que lleva adelante las dos anteriores. Mirado con esta visión el concepto innovación sí está integrado a la agenda país, pero en un estado aún incipiente.

Es relevante para que Chile aumente su capacidad de innovación la disponibilidad de científicos e ingenieros, el gasto de las empresas en investigación y desarrollo y el grado de colaboración que existe entre las universidades y las empresas, entre los principales.

Hay un punto importante que considerar: Chile se encuentra en el lugar número 44 del World Economic Forum, abajo del promedio global, pero en lo que es “gastos de las empresas en investigación y desarrollo”, el país cae al lugar 61, y aún más, cuando se observa la “capacidad para innovar”, se ubica en el puesto 83. Este conjunto de situaciones indica que hay mucho espacio para desarrollar la innovación en comparación con lo que han hecho países del primer mundo y emergentes.

En el caso de la industria metalmecánica, al igual que en el país, no se ha desarrollado un círculo virtuoso de innovación que le permita al sector estar en constante adopción de nuevas tecnologías y desarrollo de más y nuevos productos. A pesar de esto, en su encuesta número 7, Innova destaca a la industria manufacturera como líder en estas materias, en conjunto con el sector eléctrico y minero. Estos datos, junto con la experiencia de otros países, reflejan el potencial que tiene la industria manufacturera para generar innovación y desarrollar nuevas tecnologías, factores clave para el auge de una nueva generación de industrias en Chile, que van a pavimentar el camino al desarrollo.

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