Un proyecto con el tejo pasado
Jorge Hermann Director Hermann Consultores
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Jorge Hermann
“Crecimiento, crecimiento, crecimiento”, dijo el ministro de Hacienda, Nicolás Eyzaguirre, al momento de asumir la conducción de la cartera de Teatinos 120, con el objeto de dar una señal de tranquilidad al mercado sobre un manejo macroeconómico estricto para recuperar la capacidad de crecer de la economía.
Pero, lo que no quedó claro es que dicho énfasis no sólo estaba asociado a la economía en particular, sino que también al sorpresivo crecimiento del gasto público en un 3,9% para el 2018. La cifra se ubica sobre lo esperado por los expertos y el Banco Central que estimaban un aumento en torno al 3,0%. La explicación de tamaña diferencia se debe a que el guardián de la billetera fiscal sobreestima los ingresos del 2018.
Primero, el impuesto a la renta excluido minería es US$ 20.411 millones, alza del 9,3% real anual. La escueta razón entregada por la Dirección de Presupuestos (Dipres) es que la tasa del impuesto a las empresas aumenta al 27%, se estima una importante recuperación de la base imponible del impuesto a la renta de primera categoría que sufrió una brusca caída el 2017 y un mayor dinamismo de la economía. Pero, esta cifra está sobrevalorada porque la mejora de dicha base imponible no será tal dado el crecimiento del PIB de un 3,0% en el 2018, por lo que este impuesto podría crecer en torno al 4,5%.
Segundo, la recaudación del Impuesto al Valor Agregado (IVA) es US$ 25.232 millones, igual a un aumento del 5,4% real en el 2018. Dicho monto esta sobreestimado y no cuadra, porque la demanda apenas sube un 4,1%.
Tercero, la recaudación por minería privada es US$ 1.800 millones en el 2018 y crece un 133,5% real anual, debido a un mayor precio del cobre en relación al 2017 y a un descomedido aumento de la producción de las diez empresas más grandes de la minería en 408 mil toneladas, cifra que no calza con la recuperación de la producción de Minera Escondida más el nulo aporte del resto en el 2018.
Así, las razones anteriores hacen que los ingresos sean menores en 0,7% del PIB (0,3% renta, 0,3% IVA y 0,1% minería privada), lo que implica que el déficit efectivo sea -2,6% en el 2018, similar al déficit de -2,7% del 2017. En consecuencia, la deuda bruta sobre PIB aumentaría desde un 24% en el 2017 hasta alrededor del 26% en el 2018. Todo esto es preocupante, porque las clasificadoras de riesgo esperan una disminución del déficit en el tiempo para no rebajar nuevamente la clasificación crediticia de Chile en el futuro.
Por lo tanto, es evidente que la proyección de ingreso fiscal del gobierno se presentó con el tejo pasado en el Congreso, con el objeto de aumentar el gasto fiscal más allá de lo estimado por el mercado. Esto no se comprende, dado que la actual administración termina en cinco meses más.
Si este presupuesto es aprobado, se le dificultará al próximo gobierno poder mejorar el rating crediticio de Chile. No obstante, siempre existe un último recurso: la subejecución y reasignación presupuestaria que deberá realizar sí o sí el próximo presidente de Chile.