Columnistas

Los desafíos del nuevo ministro de Hacienda

  • T+
  • T-

Compartir

Sin duda la tarea del próximo ministro de Hacienda será un trabajo monumental, ya que no solo tendrá que negociar una reforma tributaria tremendamente ambiciosa, sino que también tendrá que batallar para que su implementación no produzca las externalidades negativas que es usual que emerjan en este tipo de procesos.

La realidad económica de Chile hoy, según se desprende del análisis de encuestas de expectativas, es bastante curiosa. Por una parte, las expectativas empresariales indican pesimismo, lo cual usualmente coincide con períodos de baja en la inversión y alzas en los niveles de desempleo. Por otro lado, las expectativas del consumidor siguen aumentando según el sondeo de Adimark GfK. Esta disociación de expectativas es complicada para el manejo político económico, pues será toda una tarea lograr que ambas converjan pausadamente y no terminen siendo una burbuja que reventó.

Que la convergencia sea pausada dependerá de las instituciones responsables de la conducción económica, esto es el Banco Central y el Ministerio de Hacienda, entre otros. El Central ha señalado, mediante cambios en la Tasa de Política Monetaria (TPM), que la economía chilena se está desacelerando y que continuaría haciéndolo en el futuro cercano. Hasta acá el Central ha emitido las señales “correctas” y concretas para que las expectativas, tanto de empresarios como de consumidores, se ajusten a la realidad de nuestro ciclo económico.

A los políticos les podrá caer mal que les digan que en su afán de captar votos se excedieron en sus promesas, pero la realidad divergente de las encuestas de expectativas es innegable. El punto, y por eso será tan difícil la tarea del futuro ministro de Hacienda, es cómo convencer a las partes, esto es a empresarios y a consumidores, para que ajusten las expectativas a la realidad del ciclo económico chileno y a los nuevos cambios.

En esta ocasión, adicionalmente, la convergencia de las expectativas será aun más difícil, puesto que en la medida que el nuevo timonel de las finanzas públicas empiece a dar a conocer las propuestas tributarias, es probable que las expectativas de empresarios se deterioren aun más, pues en el corto plazo serán éstos los que afrontarán los mayores costos, y las expectativas de los consumidores aumenten a medida que perciban que la probabilidad de cumplimiento de las promesas electorales aumenta.

Es por esto que el rol del nuevo ministro de Hacienda será crucial, pues su manejo político deberá ser muy, pero muy inteligente. No creo que otro ministro en los últimos veinte años haya tenido enfrente de si una tarea tan complicada. Por una parte, deberá convencer al mundo empresarial que los fondos provenientes de la reforma tributaria no se malgastarán o desviarán dándole preferencia a gastos que coincidan con la agenda electoral del nuevo gobierno y, por otra, tendrá que convencer a los consumidores para que ajusten sus expectativas a la realidad de crecimiento económico post reforma tributaria.

La línea por la cual deberá transitar el nuevo ministro será delgada y con tiempos bastante ajustados, pues cualquier falla dará pábulo a los políticos para sacar partido y culpar mutuamente al contrincante de los males del sistema. Y de ahí a transformarse en otro gobierno con recursos que no supo cómo manejarse adecuadamente en lo político, hay solo un pequeño trecho.

Lo más leído