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Columnistas

Low cost, un estilo de vida

Mónica Reyes Reyes & Asociadas Comunicación Creativa

Por: Equipo DF

Publicado: Jueves 28 de septiembre de 2017 a las 04:00 hrs.

Viajar livianos por el mundo parece ser lo que buscamos en la actualidad, con poco equipaje y acompañados de pequeños objetos personales que componen el día a día de nuestra vida. La tecnología y los objetos personalizados son parte del estilo de vida actual, en el cual buscamos calidad de vida, aventuras, viajes y experiencias; mientras las compartimos en línea comunicándonos constantemente con el resto de un modo global, a través de nuestros dispositivos electrónicos y las redes sociales.

Tanto las generaciones jóvenes como las más maduras hoy quieren viajar y vivir una aventura. Todos buscamos experiencias y así es como viajar se ha convertido en un indispensable del mundo globalizado. La tecnología nos acerca virtualmente a lo que queremos en un clic, sin embargo seguimos anhelando encontrarnos cara a cara con la realidad y saborearla con nuestros cinco sentidos. De ese profundo sentir humano viene el que hoy ya no se entienda la finalidad del consumo en productos o servicios, sino en experiencias. Así ha llegado, para quedarse, el low cost; prometiéndonos que se puede viajar barato, liviano y dicha experiencia se vuelve frecuente y generalizada.

Pero ¿entendemos esta nueva modalidad a la hora de llegar a un aeropuerto? Porque ya no podemos cargar más de cierta cantidad de kilos, ni tanto equipaje, los espacios son cada vez más reducidos, la comida y la bebida no están incluidas y se debe comprar como en cualquier cafetería, pagando con efectivo o tarjeta. Tendrán la deferencia de ir a ofrecérselo a su estrecho asiento, donde debe permanecer con el cinturón de seguridad abrochado “por su seguridad”. Poco espacio, escasas comodidades, ningún lujo y a ratos no recordamos si vamos arriba de un bus o un avión.

Así se viaja hoy y el moverse en avión de un lugar a otro se ha democratizado con los pros y contras que podemos alegar al respecto. Si bien es cierto que ha dejado de ser un lujo y se ofrecen casi inexistentes comodidades, no es menos cierto que

viajar está cada vez más al alcance de casi todos.

Los nostálgicos de primera clase, de clubes y tarjetas exclusivas podrán llorar sobre la leche derramada, mientras otras miles de personas suben y bajan, sin detenerse, de los aviones en todo el mundo y los aeropuertos no dan abasto; incluso voces autorizadas discuten sobre su capacidad y costo.

Lo cierto es que no nos detendremos. Hoy, todo se ha vuelto líquido, adaptable, rápido y liviano. Viajar también. Por eso el low cost ha llegado para quedarse, adáptese. Los más inteligentes serán los que lo logren primero, porque éste ya es un nuevo estilo de vida.

El mundo cambió. ¿Y usted?

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