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Columnistas

Más allá de los aranceles: cómo construir carteras resilientes

AITOR JAUREGUI Director para Latinoamérica de BlackRock

Por: Equipo DF

Publicado: Jueves 24 de julio de 2025 a las 04:00 hrs.

Las medidas arancelarias implementadas por Estados Unidos en abril han incrementado la incertidumbre en el panorama global de inversiones. Aunque recientemente se anunció que China y EEUU alcanzaron un acuerdo, las barreras comerciales mantienen al país norteamericano con la tasa arancelaria más alta en casi un siglo, según el Laboratorio Presupuestario de la Universidad de Yale. Por otra parte, las tensiones han provocado disrupciones en las cadenas de suministro y han amplificado las presiones inflacionarias a nivel global, contribuyendo a una mayor volatilidad en los mercados financieros.

En un entorno económico en constante transformación, la construcción de carteras resilientes se vuelve esencial, lo que implica ir más allá de las asignaciones convencionales. La clásica combinación 60/40 de acciones y bonos, una estrategia que solía ser ampliamente utilizada como punto de partida para muchas carteras, ha enfrentado duros cuestionamientos a medida que la volatilidad de los mercados financieros ponen en duda su capacidad de generar retornos consistentes.

“Una estrategia de asignación 50/30/20 -donde el 50% se destina a renta variable tradicional, el 30% a renta fija tradicional y el 20% a activos alternativos- ofrece una estructura más flexible frente a la creciente complejidad macroeconómica”.

Este entorno desafiante exige una gestión de carteras más ágil y estratégica. Una estrategia de asignación 50/30/20 -donde el 50 % se destina a renta variable tradicional, el 30% a renta fija tradicional y el 20% a activos alternativos como infraestructura, bienes raíces y crédito privado- ofrece una estructura más flexible frente a la creciente complejidad macroeconómica. Esta distribución busca fortalecer la resiliencia de las carteras, permitiendo una mayor capacidad de adaptación y una gestión más dinámica ante escenarios de alta incertidumbre.

Tanto Chile como América Latina presentan oportunidades atractivas en la adopción de esta estrategia, con sectores como las energías renovables y la minería de materias primas que ofrecen un potencial significativo. Integrar estas exposiciones dentro del marco 50/30/20 permite a los gestores capturar valor de manera más eficiente, en la medida que tengan la experiencia suficiente para identificar oportunidades tácticas y navegar con precisión las fluctuaciones del mercado, ajustando las exposiciones en tiempo real para optimizar el rendimiento en entornos volátiles.

Por otra parte, el desarrollo de infraestructura representa una necesidad urgente: se estima que la demanda global de nuevas inversiones alcanzará los US$ 68 billones para 2040. Dado que los déficits acumulados superan ampliamente la capacidad de financiamiento público, el capital privado jugará un rol fundamental. Esta brecha abre la puerta a activos alternativos que, además de impulsar el desarrollo económico, ofrecen protección frente a la inflación y mayor estabilidad en entornos volátiles.

Incluir infraestructura en las carteras no solo responde a una necesidad estructural, sino que también constituye una estrategia eficaz de diversificación más allá del modelo tradicional. A su vez, en este entorno dinámico, adoptar una visión granular —centrada en empresas o segmentos específicos más que en geografías— puede marcar la diferencia. Ninguna cartera será óptima en todos los escenarios, por lo que la flexibilidad y la capacidad de adaptación se vuelven esenciales.

La combinación de tensiones comerciales, incertidumbre arancelaria y riesgos geopolíticos refuerza la necesidad abandonar los modelos tradicionales y adoptar estrategias dinámicas. Un enfoque activo, informado y adaptable permite transformar la volatilidad en una oportunidad, y tanto América Latina como Chile están preparados para ello.

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