Monti y Rajoy ante la crisis
La tarea que recayó en el gobierno italiano...
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La tarea que recayó en el gobierno italiano es descomunal. Tiene que reparar las consecuencias de años de caos. Si no el país podría entrar en una depresión y arrastrar a la Europa del euro en su caída.
Monti se apresuró a tranquilizar a la Unión Europea -a Angela Merkel-, con la adopción de las primeras medidas: restablecer la disciplina presupuestaria y reformar el mercado laboral, con el objeto de eliminar rigideces y favorecer el empleo. Por desgracia, su alcance quedó muy por debajo de los objetivos declarados. Se echa de menos la determinación para acabar con corruptelas.
El sector público sufrirá tan solo unos recortes simbólicos. Faltó valentía para fajarse con funcionarios y sindicatos. En Bruselas y en los medios económicos internacionales cunde la decepción. Se advierte en estas declaraciones un afán por dar buena imagen y apaciguar a los mercados financieros. El propio ejecutivo pidió a Bruselas ayudas suplementarias, para lo que invoca la excepcionalidad de la actual coyuntura.
España no está mucho mejor. Mariano Rajoy asumió la presidencia un poco después que su colega italiano, con una misión muy parecida. Cada uno a lo suyo, pero no está de más fijarse en el vecino. ¿Se arrugará Rajoy a las primeras de cambio, como le está ocurriendo a Monti?
El presidente italiano está de vuelta después de haberlo sido todo y no tiene especiales ambiciones políticas. Incluso, se permitió el gesto de renunciar a su sueldo. Sin embargo, esas circunstancias, no han impedido que le tiemble el pulso en el momento decisivo. Es ingenuo pensar que el ímprobo trabajo de sacar al país adelante corresponde sólo al gobierno. Todos debemos arrimar el hombro. Habrá que superar nuestra secular tendencia a esperar todo del Estado.
Pero el gobierno tiene que dar ejemplo: disciplina presupuestaria; recorte del improductivo sector público; arreglo del desbarajuste autonómico y municipal; reforma educativa; entierro de la agenda de género (el extravagante meollo del programa de Zapatero); reforma del sistema financiero; ordenación del sector energético; mejora de la justicia; depuración de la clase política y lucha contra la corrupción.