Columnistas

Movilidad, transporte público y urbanismo

Director general de Alstom en Chile y académico UDP

Por: Pere Francino | Publicado: Miércoles 9 de noviembre de 2016 a las 04:00 hrs.
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No hace mucho pregunté a mis alumnos: "¿Para qué sirve el transporte público?".


En 2009, la población mundial urbana superó a la rural: 54% contra 46%. En 2050, la urbana llegará al 66%. La población de Santiago también sigue creciendo y necesita movilizarse. Nuestra capital tiene aproximadamente un 20% menos de autos en sus calles que sus pares similares. Es decir, aún tiene espacio para seguir incrementando su parque automotor. Me pregunto cómo serán nuestras vidas en 50 años más en estos espacios cada vez más compactos.


¿En qué tipo de ciudad queremos vivir?: densa o dispersa. La densa ofrece ventajas al reducir las distancias y optimizar el uso de servicios, pero un aumento de densificación del 100% apenas conlleva un abandono del vehículo privado del 4% y también un aumento del precio del suelo, mayor segregación, congestión y tiempos de viaje. La dispersión incrementa la dependencia del transporte privado, reduce la eficiencia de los servicios y reduce la congestión.


Existe un segundo debate. El de las bondades del bus frente al tranvía o viceversa. Para cada estudio que defiende la superioridad del bus como generador de tránsito encontramos otro que demuestra lo contrario, que el tranvía tiene mejores características como estructurador del transporte. Mi propuesta es que superemos la etapa competitiva y pensemos que los buses y los tranvías pueden satisfacer al mismo tiempo servicios locales con muchas paradas y servicios dispersos a lo largo de corredores de alta densidad. Los buses sirven a más destinos y tienen un costo inferior por vehículo-kilómetro. Sin embargo, los tranvías tienen un costo inferior en pasajero-kilómetro y estimulan un desarrollo económico intenso en su entorno, casi inexistente cuando los buses actúan por sí solos. Los tranvías aumentan la probabilidad de abandono del vehículo privado con más del 4% (1% para el bus) y tienen una mayor capacidad de generar trayectos per cápita.


Entonces ¿qué es mejor, bus o tranvía?, ¿ciudad densa o dispersa? no es la pregunta adecuada, ya que no tiene una respuesta por sí sola. La función del transporte público no es la de resolver los tacos, y tampoco la forma de la ciudad es responsable de ellos. La movilidad es un eje vertebrador del crecimiento, y si no se planifica a largo plazo, el transporte poco puede hacer para resolver las consecuencias de una deficiente planificación. Si decidimos cómo queremos crecer, hacia dónde y cómo queremos vivir, el transporte se pondrá al servicio de estas decisiones colectivas.

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