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Mujeres pospandemia y el liderazgo femenino en Chile

Katharinna Jenny, gerenta general de FCAB

Por: Katharinna Jenny, gerenta general de FCAB | Publicado: Viernes 14 de mayo de 2021 a las 14:50 hrs.
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Katharinna Jenny, gerenta general de FCAB

La pandemia nos ha enfrentado a cambios inesperados, una constante inseguridad e incertidumbre sobre nuestros destinos. Hemos tenido que modificar nuestra manera de vivir, no solo ante una compleja situación sanitaria, sino también social y económica.

Diversos estudios de organismos internacionales, como la Cepal, han evidenciado que el impacto en la vida de las mujeres ha sido notorio. No solo se trata de perder el trabajo o de verse imposibilitada de salir del hogar cuando hay hijos o personas a las que cuidar, sino que los índices de violencia intrafamiliar también han tenido una lamentable alza.

Sin embargo, esta situación global también ha permitido que algunas mujeres líderes destaquen en el manejo de la misma, como son los casos de la primera ministra de Nueva Zelanda, Jacinda Arden, la canciller alemana, Ángela Merkel o la científica, médica y empresaria Özlem Türeci, que desarrolló la primera vacuna aprobada contra el COVID 19, con su empresa BioNtech, por nombrar solo a algunas.

Cada mujer tiene una manera única y particular de ejercer el liderazgo. De acuerdo con la destacada profesora de liderazgo de la Universidad de Essex, Elizabeth Kelan, las mujeres han estado más expuestas a desafíos en su ascenso laboral, lo que nos ha forzado a flexibilizar nuestro estilo y ampliar las alternativas. Por lo mismo, no es extraño que las mujeres tengamos altos niveles de resiliencia y una enorme capacidad para hacer frente a adversidades.

En el ámbito empresarial, las compañías llevan tiempo modificando sus estructuras y maneras de trabajo con el fin de otorgarle a las mujeres espacios de liderazgo efectivo. Antofagasta PLC me encomendó la tarea de encabezar FCAB, una empresa de logística y transporte de carga para la industria minera con más de 132 años de trayectoria en el norte de Chile, y que fue históricamente dirigida por hombres.

En lo personal ha sido un tremendo reto, intentando que el sentimiento moral que nos permite ponernos en el lugar del otro y la búsqueda continua de soluciones en un trabajo colaborativo sean ejes rectores de las decisiones que tomamos en medio de tanta vulnerabilidad.

He podido deducir que cuando rondan la muerte, el dolor, la necesidad y el cansancio es cuando más urge aferrarnos a la esperanza; la esperanza es comprender por fin hacia dónde debemos avanzar. A pesar de que muchos nos hemos visto desafiados al máximo, la empatía es lo que necesitamos para salir a flote. Y las mujeres tenemos la gran capacidad de fijar la mirada en la meta, sin olvidar el proceso, con el poder disuasor que nos otorga la empatía.

En el FCAB hemos puesto a nuestros trabajadores y trabajadoras en el centro de nuestras preocupaciones, haciendo un esfuerzo decidido por preservar la salud de ellos, de sus familias y de nuestro entorno.

La experiencia ha sido buena, tanto en números como en desempeño social, continuidad operacional, seguridad, diversidad e inclusión gracias al trabajo y esfuerzo de todas y todos.

Aún queda un camino importante por recorrer en los ámbitos público y privado. Tanto la paridad como la igualdad en materia de oportunidades son condiciones primordiales para fortalecer la democracia, especialmente en el momento clave en que nos enfrentamos hoy.

Las mujeres somos necesarias para el desarrollo, para entender la realidad de la sociedad y movilizar liderazgos convocantes, seguros, eficientes y empáticos. Este es el principio de un nuevo Chile, en el que somos parte fundamental y en el que debemos tomar los espacios para conducir el transcurso de la inclusión y con perspectiva de género.

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