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Oportunidades y riesgos en la inversión cultural

CARMEN GLORIA LARENAS directora general Teatro Municipal de Santiago

Por: CARMEN GLORIA LARENAS | Publicado: Jueves 23 de junio de 2022 a las 04:00 hrs.
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CARMEN GLORIA LARENAS

Esta semana, en Erfurt, Alemania (la ciudad donde estudió Martín Lutero), un grupo de directores de teatro, agencias de representación artística y directores de casting (especialistas en voces que escogen a los cantantes para los roles en las óperas) se reunieron para una actividad inédita: una audición para cantantes chilenos residentes en Europa organizada por la Fundación Ibáñez Atkinson y en la que el Teatro Municipal de Santiago fue invitado especial.

En su mayoría jóvenes, aún en perfeccionamiento o con carreras en pleno desarrollo, llegaron 25 cantantes, diversos, para ser oídos y buscar así una oportunidad de interpretar algún rol.

“Viajar para audicionar, sobre todo en el extranjero, no es tarea fácil y los resultados de esos esfuerzos traducidos en nuevos contratos, son también inciertos”.

Parece simple. Las audiciones son frecuentes en el mundo de la ópera, donde es clave que te vean y oigan las personas indicadas. Pero no es evidente que los cantantes, sobre todo aquellos que están en los albores de sus carreras, puedan presentarse en cada una de ellas. Es necesario pagar el pasaje y el alojamiento, pero sobre todo prepararse, pues en esta carrera nada se improvisa. Y los fondos para esa fase de sus carreras, es escaso. Para decirlo en fácil: es una rueda perfecta–imperfecta: estás empezando, aún no tienes contratos, necesitas que te vean, para eso necesitas estudiar y presentarte en audiciones, pero eso requiere recursos. Ese mundo, desconocido en realidad para la mayoría, es complejo, ingrato y frágil. Viajar para audicionar, sobre todo en el extranjero, no es tarea fácil y los resultados de esos esfuerzos traducidos en nuevos contratos, son también inciertos. Inversión muchas veces sin retorno.

La falta de oportunidades tiene un costo y las oportunidades por sí mismas, también lo tienen. Para un país que no apoya adecuadamente a sus talentos, es un costo para el desarrollo vivo y variado de su talento y de su sociedad. Y por eso, esta experiencia organizada por una fundación chilena es tan valiosa. Es un proyecto país, pues une dos mundos que muchas veces cuesta que se encuentren: el de los talentos y el de las instituciones que están en búsqueda de ellos.

Quizás nos resulta más fácil valorar inversiones en “venture capital”, sobre todo aquellas que buscan ser de impacto. Se aplaude el riesgo que toman estos inversionistas y si el proyecto resulta exitoso, se vuelven a aplaudir sus efectos en las personas.

En el caso de la cultura también hay desafíos. Pero basta que un talento abandone el anonimato, llegue a proyectarse en escenarios de clase mundial y pueda tener acceso a financiamiento para seguir perfeccionando su carrera y seguir deleitando a personas en todo el mundo, para enorgullecerse de esta clase de trabajo.

No solo porque pueden ser un punto de inflexión en la vida de un artista, sino porque ellos pueden convertirse finalmente en verdaderos embajadores de Chile. En portadores de una identidad y cultura que tiene impacto en la vida de las personas. Uno que quizás no pueda medirse como porcentaje del PIB o como un indicador de desempeño mensual. Pero tal como Lutero, fue capaz de desafiar lo establecido, proponer y crear algo diferente.

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