Padre Hugo Tagle

Buenos propósitos

A estas alturas de febrero, ya estaremos con las pilas más o menos cargadas para un año que amenaza con ser muy intenso, como se puede apreciar en la agenda periodística....

Por: Padre Hugo Tagle | Publicado: Lunes 27 de febrero de 2012 a las 05:00 hrs.
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Padre Hugo Tagle

A estas alturas de febrero, ya estaremos con las pilas más o menos cargadas para un año que amenaza con ser muy intenso, como se puede apreciar en la agenda periodística. La verdad, marzo se nos apareció a comienzos de enero, con la ola de incendios que estresaron a una buena parte del país, una sequía dantesca y luego, casi como chiste, las lluvias del “desierto más seco del mundo”. Todo al revés.

El festival de Viña, con su despliegue hiperbólico y pirotécnico, en este comienzo tropezado de año, lo considero casi como un bálsamo de distención, evasión sana y terapéutica. No es de mi entero gusto pero, la verdad, una dosis de liviandad y frivolidad pareciera útil para descomprimir tanto aire espeso. Como sea, no alcanzará a llenar mucho más la agenda. En un par de días terminamos febrero y se nos viene un marzo complejo y eléctrico.

¿Cómo abordarlo sin morir en el intento? Los buenos propósitos del año se hacen agua al poco andar y haremos bien en renovarlos. Por de pronto, debemos crecer como país en cultura cívica y democrática. El examen lo tendremos en octubre, para las municipales. Pero ya desde ahora, cada uno en su medio, puede ayudar a crecer en una conciencia democrática que se construye día a día, en nuestras casas, colegios y universidades; materia nunca conquistada del todo. Aún hay sectores que, lamentablemente, consideran la violencia como camino de imposición de demandas. Las democracias se tambalean por la cómplice debilidad de los buenos ciudadanos. Es tiempo de renovar la fe en el diálogo y la tolerancia como caminos para construir sociedad.

Eso sí, urge la perfección de los caminos de participación ciudadana, la construcción de espacios donde de verdad se considere a las minorías. No es necesario que estalle un conflicto, como en Aysén, para recién venir a fijarse en ellas. Hay sectores de la sociedad que se sienten marginados y aislados. Lo de Aysén ha sido una señal de alerta que nos debe hacer tomar conciencia de que muchos aún se sienten lejos. La política requiere de una buena dosis de proactividad; comprenderla como un servicio que juega con categorías de futuro, que se adelanta a los acontecimientos y prevé todos los escenarios posibles.

Los cristianos comenzamos el año con la cuaresma. Bueno resulta aquí resaltar un aspecto central en su espíritu, cual es la solidaridad, la invitación a ir en ayuda del otro, de los más pobres, abandonados y solos. Una sociedad que recuerda a quienes sufren vive mejor, resuelve más sabiamente sus problemas y crece con raíces sanas y fuertes. Nos hace bien la cuaresma.

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