Padre Hugo Tagle

Cuarto medio rendido

Padre Hugo Tagle @HugoTagle

Por: Padre Hugo Tagle | Publicado: Lunes 20 de septiembre de 2021 a las 04:00 hrs.
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La discusión en torno a los títulos y exigencias académicas en puestos públicos –tanto presidente, como parlamentarios o miembros de la Convención Constitucional– es de importancia. Se ha repetido que los títulos "no son todo en la vida". Cierto. Grandes personalidades –empresarios, banqueros, informáticos, políticos– por obligaciones familiares o simple entusiasmo laboral, no terminaron sus estudios para dedicar a sus pasiones.

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Pero el mismo Bill Gates, quien congeló sus estudios para dedicarse a sus proyectos empresariales, insta en sus charlas a alumnos a terminar sus estudios. Tengo entendido que Steve Jobs compartía la misma filosofía. El éxito en determinados rubros no es óbice para que la exigencia de un cierre académico sea, al menos, recomendable.

Hay áreas laborales y emprendimientos en que la experiencia real, cotidiana, resulta más valiosa que largas horas de aprendizaje teórico. La industria ligada a internet es una de las que emplea no titulados que finalmente se dedican de lleno a su trabajo. Pero a su vez, la tendencia a exigir "estudios completos" va en subida.

Un camino para compatibilizar trabajo y estudio es un currículum académico más flexible, con carreras más cortas y cursos de perfeccionamiento continuos. Nunca es tarde para aprender o finalizar un estudio truncado por circunstancias de la vida. Todos sabemos de personas que terminaron su educación escolar ya entrados en años. Admirable. Las exigencias en empresas de cursos de perfeccionamiento o formación continua apuntan a mejorar la calidad del trabajo.

En el saber, nunca se jubila. Es un desafío en Chile donde, según cifras de la OCDE, casi el 70% de los adultos tiene bajas habilidades cognitivas, es decir, pocas o nulas habilidades para leer e interpretar textos, y realizar cálculos matemáticos fuera de sumas y restas simples. Esto lleva a que los mayores no busquen aprender más, aumentando a su vez sus dificultades para adaptarse a los cambios laborales y empeorando su calidad de vida. Seguir aprendiendo mantiene la mente sana, energiza, espabila, espanta las depresiones.

Sobre el 50% de los estudiantes de educación superior en Chile son primera generación en sus familias. Un salto cualitativo importante que se debe seguir apoyando. No da lo mismo si ha habido un esfuerzo por aprender más. Los incentivos laborales deberían ir de la mano, al menos en parte, del logro académico del trabajador.

El tema debe llevar a cabo un exigirnos más unos a otros; a sacar el mejor potencial posible de cada cual. Nos sorprenderemos de lo que somos capaces de dar.

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