De acuerdo a un análisis del coordinador Observatorio Económico Social de la Universidad de la Frontera, Patricio Ramírez, las regiones esconden importantes disparidades, mientras algunas crearon más de 10 mil empleos, en otras se destruyeron más de 21 mil plazas de trabajo.
Y así también lo refleja la vivencia de los propios trabajadores.
Camilo, de 48 años, se desempeñaba en un taller mecánico en Curicó, región del Maule. Un puesto en el que estuvo ocho años, hasta que en 2021 lo despidieron. Un evento que lo encontró en un complejo escenario, pues el país estaba atravesando la pandemia del Covid-19 y las oportunidades laborales eran escasas.
Desde ese momento hasta hace unos pocos meses, relata, su recorrido fue por diversos trabajos esporádicos. Arreglos mecánicos simples a conocidos, arreglos domésticos y otros, pero nada formal ni remunerado de forma constante. Sin embargo, su situación cambió luego del llamado telefónico de un cercano.

“Un amigo me dijo que en Temuco estaban buscando choferes y mecánicos, no me convencía al inicio, pero ya llevaba años sin un sueldo mensual. Así que me moví a buscar suerte, y ya llevo casi cinco meses trabajando acá”, relata.
Un caso que refleja la disparidad en la realidad laboral por zonas.
De hecho, al revisar el desglose de la creación de empleo del último año, en 10 regiones se observaron aumentos en la cantidad de ocupados en un año. Lidera La Araucanía con un incremento de 10.549 puestos laborales, equivalente a un alza de 2,5% en los ocupados; seguida de Valparaíso con 10.001 plazas adicionales, un avance anual de 1,1% en los ocupados.
Sin embargo, este dinamismo “fue casi completamente contrarrestado por la destrucción de empleos registrada en las restantes seis regiones del país”, destaca el informe de Ramírez.
En la Metropolitana tuvo lugar la contracción absoluta de empleos más acentuada, con 21.427 ocupados menos en términos interanuales, secundada por la región de Los Lagos que anotó una destrucción de 20.718 puestos de trabajo en 12 meses.
El informe destaca que en términos relativos el primer lugar en destrucción de empleos a nivel territorial se lo llevó la región de Los Lagos, con un descenso anual de 5,1% en los ocupados. A continuación, se ubicó Tarapacá, que marcó una variación de -3,2% en los ocupados a 12 meses.
Las demás regiones con destrucción de empleo anual fueron: Maule; Tarapacá; Biobío; y Atacama.
El escenario
En el trimestre abril - junio, Aysén registró la tasa de desocupación más baja del país 3,9% y, en la vereda contraria, Ñuble llegó a 10,5%.
Acorde con el informe, además, ocho regiones exhibieron incrementos en su tasa de ocupación laboral el último año; una no presentó variaciones; y en siete se registraron caídas en sus niveles de ocupación laboral.
En el detalle, las regiones con la mayor tasa de ocupación fueron Aysén, Magallanes y Tarapacá, con 66,4%; 63,1% y 62,2%, respectivamente.
Mientras que las regiones con menor ocupación fueron Ñuble; La Araucanía y Biobío, con 49,2%; 50,6% y 51,9%, en cada caso.
Y si bien en varias regiones los indicadores empeoraron, hubo un indicador en particular que mostró mejoras: la informalidad.
De hecho, la tasa de ocupación informal fue la que protagonizó el mejor desempeño territorial el último año: solo cuatro regiones anotaron alzas, siendo Arica y Parinacota el caso más crítico (con una tasa de informalidad de 34%); Tarapacá no registró variaciones; y las restantes 11 regiones registraron disminuciones en sus niveles de informalidad, destacando Los Lagos y Antofagasta que anotaron las disminuciones más significativas.
Un reflejo de esta tendencia a la baja es el caso de Rosa, oriunda de Osorno, quien tras casi un año sin trabajo, se incorporó a una panadería local. “Vendía pan amasado en mi hogar, y mientras hacía eso visité algunos locales preguntando si había trabajo, hasta que una amasandería me dio la oportunidad”, relata.