No son una red tradicional de abogados ni tampoco una fusión de estudios latinoamericanos, pero sí algo intermedio. Así describe Javier Ovalle, socio de Ovalle Consejeros Legales, B-Conex, el proyecto que desarrollaron junto al estudio uruguayo Castellán y el argentino PASBBA, y al que recientemente se sumó la firma brasileña CSA Advogados.
“Estamos en un punto medio: queremos mantener y promover nuestras identidades -que ha sido uno de los grandes desafíos de las grandes fusiones legales-, pero al mismo tiempo buscamos funcionar como una sola firma con estándares comunes y una conexión permanente. Queremos ofrecer servicios a nivel latinoamericano sin perder nuestra titularidad. Es decir, si un cliente chileno va a hacer negocios a Brasil, seguirá siendo su abogado de cabecera en Chile quien lo atienda, apoyado por colaboradores del país de destino, y viceversa”, explica Ovalle.
B-Conex Latam -el nombre de la empresa basada en Uruguay que los tres estudios fundaron a comienzos de 2025- busca precisamente eso, añade. La estructura es simple: cada firma es accionista de la sociedad y le presta servicios, todo coordinado por un comité ejecutivo integrado por ocho representantes, dos por cada uno de los cuatro estudios que hoy forman parte de la organización.
“Vemos la profesión legal no como una mera aplicación técnica o mecánica de la norma, sino como un ejercicio donde se incorpora el acervo cultural, intelectual y vital de cada profesional”.
“Somos una empresa de servicios profesionales que cumple con todas sus obligaciones tributarias y administrativas. Por supuesto que en el camino han surgido dificultades, pero no son distintas a las tensiones que existen en cualquier organización entre el individuo y el grupo. Nosotros tratamos de mirarlas como un dato más, no como un problema”, afirma el abogado chileno.
El perfil y tamaño similar de las firmas -cada una con entre 20 y 30 profesionales-, su enfoque corporativo y tributario, y los vínculos previos construidos a lo largo de años de trabajo conjunto, les han permitido avanzar rápidamente en la estandarización de procesos y tecnologías. Al mismo tiempo, que buscan acelerar la incorporación de nuevos socios.
La expansión
El primero en sumarse, además de los fundadores, fue CSA Advogados, firma con sede en São Paulo, que el 26 de septiembre pasado oficializó su ingreso a B-Conex. Con ello, la red ya supera los 60 abogados.
¿El objetivo? “Convertirnos en una empresa referente en servicios legales transnacionales en Latinoamérica”, dice Ovalle al proyectar cómo esperan verse en los próximos cinco años. Para ello, ya preparan sus próximos pasos: tienen presencia inicial en Paraguay mediante alianzas y proyectan crecer en Perú, Colombia y luego México, “en ese orden, que es donde hoy están mirando nuestros clientes”.
Pero la expansión no es el único motor. También los mueve, dice, “la búsqueda de escala de estudios medianos para seguir ofreciendo propuestas atractivas a los clientes”. En un entorno local cada vez más competitivo, la salida natural ha sido mirar oportunidades fuera del país.
Todo ello, asegura, con un sello distintivo: una visión de la profesión legal “no como una mera aplicación técnica o mecánica de la norma, sino como un ejercicio donde se incorpora el acervo cultural, intelectual y vital de cada profesional. Eso también es lo que nos une en B-Conex”, concluye Ovalle.