Innovación y Startups
DF Lab Opinión/ Comunidades: el nivel superior de la colaboración
"Y es la mejor prueba de que cuando priorizamos la comunidad por sobre la mera red, todo el ecosistema se potencia exponencialmente".
Por: Eduardo Wallace, cofundador y CEO de Kura Biotech
Publicado: Lunes 29 de diciembre de 2025 a las 10:05 hrs.
Eduardo Wallace, cofundador y CEO de Kura Biotech
El verdadero salto cualitativo en cualquier ecosistema emprendedor no viene de tener más contactos o de asistir a más eventos. Viene de evolucionar de las redes a las comunidades.
Las redes son útiles, necesarias, un gran primer paso. Pero las comunidades son el siguiente nivel: ahí los vínculos son profundos, la confianza es real, la gente se conoce de verdad, se cruza en la calle, comparte café, problemas y victorias sin tanto filtro.
Y solo en ese entorno aparece la colaboración radical: la que te hace querer ayudar incluso a tu competidor directo, la que te quita el miedo a que “te roben la idea” porque entiendes que juntos la idea puede ser inmensamente más grande, la que te hace ver con claridad que tu éxito está mucho más ligado al éxito colectivo que a ganarle al de al lado.
Por eso hay que apostar decididamente a generar muchas más comunidades y no quedarnos solo en redes. Porque cuando logramos esa densidad de relaciones humanas auténticas, la colaboración deja de ser transaccional y pasa a ser transformadora.
Puerto Varas lo está demostrando en vivo y en directo: una ciudad que crece a toda velocidad y que ha construido un ecosistema de emprendimiento brutal precisamente porque su escala humana favorece que se formen comunidades reales y no solo redes.
Lo notable es que esa comunidad no exige que todos hayamos ido al mismo colegio o que nuestras familias se conozcan de toda la vida. Lo que hace la diferencia es la escala: en una ciudad así, las interacciones son constantes, inevitables y multifacéticas. Te cruzas con la misma gente en el lago, en el supermercado, en el partido de los hijos, en la junta de vecinos, en el bar de siempre. Esa repetición natural de encuentros genera capas de relación que van mucho más allá de lo profesional y construye confianza rápida y orgánica, incluso con personas que acabas de conocer. El que llega nuevo no queda fuera: queda rápidamente dentro, porque la proximidad misma teje los vínculos.
No es casualidad. Es causa y efecto.
Y es la mejor prueba de que cuando priorizamos la comunidad por sobre la mera red, todo el ecosistema se potencia exponencialmente.
Esa es la gran oportunidad que tenemos delante. Y vale la pena ir por ella con todo.