Padre Hugo Tagle

Francisco y el trabajo

Por: Padre Hugo Tagle | Publicado: Lunes 6 de mayo de 2013 a las 05:00 hrs.
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Entre las referencias a Jesús en los Evangelios sobresale una pregunta que llama la atención, pero que a su vez lo caracteriza de cuerpo entero: “¿No es éste el hijo del carpintero? (Mt13,55). En efecto, Jesús entra en nuestra historia como hijo de una persona que trabaja y donde él mismo desempeña un trabajo. No es un hecho menor. A los contemporáneos de Jesús les llamó la atención que, quien se presentaría como el Mesías, un gran profeta, el hijo de Dios, trabajase como cualquier mortal. Y justamente este hecho no es menor: es central en su mensaje.

A este punto dedicó su catequesis del 1° de mayo el Papa Francisco. Es conocida ya la enorme importancia que el actual Papa le atribuye al trabajo humano y su dignificación. El trabajo no es una carga, un lastre: es camino de realización, dignificación, humanización. Es lo que más nos acerca al Creador. Señala el Papa: “El Génesis narra que Dios creó el hombre y la mujer confiándoles la tarea de llenar la tierra y de dominarla, que no significa explotarla, sino cultivarla y custodiarla, cuidarla con la propia obra. El trabajo forma parte del plan de amor de Dios. Estamos llamados a cultivar y custodiar todos los bienes de la creación y de este modo participamos en la obra de creación”. Es más “El trabajo nos ‘unge’ de dignidad, nos llena de dignidad; nos hace semejantes a Dios, que ha trabajado y trabaja, actúa siempre (cfr. Jn 5,17)”.

Por lo mismo, el Papa expresa su preocupación por la situación del hombre hoy, donde no pocas veces el trabajo es más una maldición, una esclavitud, que una fuente de dignidad. Él piensa en decenas de países donde niños son literalmente esclavizados, con jornadas laborales extenuantes, para recibir un plato de arroz al final del día. Estamos lejos de ello, pero no por ello debe dejar de preocuparnos y hacer lo posible por denunciarlo y cambiarlo. Aun en situaciones de pleno empleo, debe ser una preocupación constante la siempre mejor dignificación de cada hombre y mujer que trabaja.

El Papa invitó también a la juventud a “empeñarse en su deber cotidiano, en el estudio, en el trabajo, en las relaciones de amistad, en la ayuda a los demás”. Su porvenir depende también de cómo sepan vivir sus años juveniles.

Dar trabajo, crear empleo, es una maravilla. Quien puede hacerlo debe sentirse orgulloso de poder participar de lo más propio de Dios. Para ganar plata fácil están los juegos de azar. En cambio, quien crea empleo debe saber que lo prioritario será dignificar a otros, crear fuentes de trabajo, hacer más digna la vida de quienes dependen de él.

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