Padre Hugo Tagle

Una mirada a 2012

Por: Padre Hugo Tagle | Publicado: Lunes 31 de diciembre de 2012 a las 05:00 hrs.
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Y terminamos el año. Es tiempo de balances. La verdad, de números sé poco. Lo suficiente para poder decir que las cifras positivas se ven mejor que las negativas; que sumar aporta más que restar, que multiplicar mejor que dividir. Pero hay un balance que no debe dejar de realizar: el personal. Lo invito a que coja una hoja de papel, haga dos columnas y escriba de lo positivo y negativo de su año. Eso sí, preocúpese que lo positivo supere con creces lo negativo. Y no se trata de engañarse. Se trata de ser honesto con la vida y saber que siempre -sí, siempre- tenemos más para agradecer que para lamentar. El cristiano, el hombre de fe, sabe más que nadie que la vida es un regalo, que es pura gratuidad y don inmerecido. Nada es obvio. Todo lo que somos, tenemos y vivimos “pudo no ser”. Desde la salud, el trabajo, el oxigeno que respiramos. Es verdad que hay mucho de mérito personal en los logros adquiridos. Pero incluso ese empeño, entusiasmo e inteligencia que colocamos a lo que realizamos es también don regalado.

Por tanto, agradezca desde las pequeñas a las grandes cosas recibidas este año ¿Otros recibieron más? No comience 2013 con envidias que finalmente sólo traen amargura. Lance una primera mirada agradecida hacia estos doce meses pasados. Todo lo que uno agradece, se multiplica. Mirar la vida con ojos de deudor agradecido lleva a apreciarla mejor, saborearla y disfrutarla en toda su intensidad y colorido.

Pero sin duda hay cosas negativas en el año. No apunte con el dedo a los errores que otros cometieron. “Ves la pelusa en el ojo de tu hermano, ¿y no te das cuenta del tronco que hay en el tuyo?” (Mt 7,3) Fíjese más bien en los errores que usted cometió. El primer juicio debe ser con uno mismo. Mostrarse crítico con los propios errores llevará a estar más atentos de no cometerlos el próximo año. Y si los cometemos, que lo haremos, sabremos mejor cómo enmendarlos. Si se da la oportunidad, pida disculpas a quien ha herido. La reconciliación es elemento seguro de año fecundo y feliz.

Tome un par de propósitos realistas, susceptibles de poder ser evaluados. En el campo familiar, quizá sea el participar más de las actividades hogareñas; en el laboral, conocer mejor a los colegas de trabajo o desempeñarse con mejor ánimo. Quizá mostrarse más proactivo y servicial. Propóngase acercarse más a Dios. Todo tiempo dedicado a Él, es tiempo ganado. Ser feliz es una decisión que brota de un corazón reconciliado y en paz. Que sea su opción para 2013.

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