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Padres ausentes

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Según estadísticas, casi el 70% de los niños nacidos en 2012 en Chile lo hicieron fuera del matrimonio. O sea, fruto de padres que no se han casado, no han sellado un compromiso matrimonial civil y menos religioso. Y lo peor es que no se vislumbran políticas sociales que busquen revertir esta peligrosa tendencia.



Este porcentaje nos habla de niños que crecerán bajo el cuidado y alero sólo de sus madres, alguna abuela o tía. El padre podrá estar relativamente cerca, pero la experiencia muestra que tiende paulatinamente a espaciar su responsabilidad hasta quizá desaparecer. Hay excepciones. Padres que, a pesar de no existir un vínculo formal, asumen sin calidad de tales y velan por el crecimiento físico y afectivo de sus hijos. Asumen alguna responsabilidad, haciéndose parte activa en la manutención y cuidado de su prole. Pero la mayoría brilla por su ausencia, se desentienden con el correr del tiempo, alegan falta de medios, tiempo, otras responsabilidades u otros hijos. Como sea, resultan ser las madres las que deben asumir buena parte de la responsabilidad, sino toda. Aprovecho de felicitar a aquellas que sacan adelante a sus hijos a pesar del padre ausente o de su débil responsabilidad. Muchas lo tienen muy difícil: deben lidiar con el reproche social, indiferencia y pocos medios económicos.

El tema de la natalidad fuera del matrimonio es de suma importancia. Un apoyo decidido a la estabilidad familiar repercute en una sociedad más fuerte, sana, de mejor crecimiento en todo orden de cosas. Crecer en un entorno disufuncional es fuente de pobreza, bajos índices educacionales, inestabilidad afectiva.

No es “la familia” porque sí. La insistencia radica en que a todos conviene tener un crecimiento basado en la familia, donde los hijos puedan crecer con referentes paterno y materno en igualdad de condiciones. Por lo mismo, urge su apoyo. No da lo mismo si la gente está casada o no. Todos perdemos si no existe un vínculo solido entre quienes han gestado una nueva vida. Por ello, la conveniencia de su fortalecimiento. A faltado decisión e imaginación. Desde los puntajes otorgados para el subsidio habitacional, hasta exenciones de impuestos y mayor apoyo a la educación. Sé de mujeres que se declaran abandonadas para obtener así ayudas estatales. Con mayor razón debemos apoyar a quienes sí han formalizado su unión. Hemos sido mezquinos con las familias y la historia nos está pasando la cuenta. El vínculo matrimonial es fuente de estabilidad, posibilidad de proyección a largo plazo, cuna de mayor progreso y desarrollo.

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