Pasando agosto: lecciones de un sorprendente 2025
AXEL CHRISTENSEN Director de Estrategia de Inversiones para América Latina de BlackRock
Este año ha estado lleno de sorpresas en el mercado. No estamos en otro ciclo económico más, sino en una transformación profunda que genera mayor incertidumbre a largo plazo. Aunque la incertidumbre comercial alcanzó un máximo histórico y los mercados estuvieron agitados en abril, esto no se tradujo en una volatilidad sostenida. De hecho, la volatilidad implícita de bonos y acciones cayó después a un mínimo de varios años, según datos de Bank of America. De manera similar, los mercados han ignorado en gran medida el aumento de aranceles: aunque más altos que al inicio del año, ahora son más bajos de lo que se temía inicialmente. Estos giros muestran lo importante que es mirar más allá del ruido y sacar lecciones para el resto del año.
“Los diversificadores confiables son más escasos en un mundo cambiante. Ya no podemos confiar en los bonos del Tesoro de EEUU a largo plazo para ofrecer protección durante las ventas de acciones, como ocurría en el pasado”.
Primera lección: ciertas leyes económicas inmutables impiden que el mundo cambie rápidamente, aunque no evitan que el sentimiento fluctúe mientras los mercados intentan entender lo que los datos a corto plazo significan para el camino de la economía. Pero estas fluctuaciones también pueden generar oportunidades. Por ejemplo, las acciones se tambalearon después del 2 de abril, pero el hecho de que EEUU dependa de un flujo extranjero constante para financiar su deuda impidió que prosperara la postura inicial sobre los aranceles, dándole motivos a los mercados para creer que las cosas resultarían mejor a lo esperado. Reconocer este tipo de reversiones ha sido una de las mejores estrategias del 2025.
Segunda lección: la exposición a megafuerzas debe ser reflexiva, no indiscriminada. Las transformaciones estructurales, como la inteligencia artificial (IA), son los principales impulsores de la rentabilidad de las inversiones, pero para que ello se materialice se requiere un seguimiento constante de cómo están evolucionando y de lo que los mercados han valorizado. Estamos en la primera de tres fases en IA: construcción, adopción y transformación. El enorme gasto en IA está impulsando oportunidades en la fase de construcción, pero estas serán diferentes en las dos fases posteriores, que pueden tardar en llegar. Esta incertidumbre exige adaptabilidad a la información entrante. Por ejemplo, reevaluar el caso de inversión de EEUU después de que el modelo chino DeepSeek, supuestamente más barato, provocara una corrección en las acciones tecnológicas.
Tercera lección: los diversificadores confiables son más escasos en un mundo cambiante. Ya no podemos confiar en los bonos del Tesoro de EEUU a largo plazo para ofrecer protección durante las ventas de acciones, como ocurría en el pasado. Los movimientos de las tasas han roto con las normas previas a la pandemia a medida que las preocupaciones fiscales aumentan. Por ello, el interés en el oro ha aumentado a medida que los inversionistas buscan nuevas fuentes de diversificación de riesgos.
En resumen, lo avanzado hasta ahora en el 2025 ofrece enseñanzas para el resto del año: El mundo no puede cambiar de la noche a la mañana, pero el sentimiento sí. Las megafuerzas necesitan un seguimiento constante y debemos encontrar nuevas fuentes de resiliencia, a medida que los diversificadores de riesgo se vuelven más escasos.