Pensiones: dos verdades que algunos no quieren ver
M. Cecilia Cifuentes Directora Centro de Estudios Financieros ESE Business School
El tema de las pensiones seguirá en la agenda, no sólo del próximo gobierno, sino también de nuestra región y del mundo. Es inevitable, ya que es simplemente la otra cara de la medalla del cambio demográfico.
Los gobiernos se esfuerzan por buscar a quién pasarle la cuenta, sin querer ver que como estamos todos afectados, todos debemos afrontar el costo, independiente de si se tiene un sistema de reparto o de capitalización. Los líderes del No+AFP, secundados por el Frente Amplio, creen haber encontrado una solución: volver al reparto, pero usando además los US$ 200 billones que los trabajadores tenemos ahorrados en nuestros fondos. Es fácil hacer viable un reparto por un tiempo con ese fondo, pero es una estafa para los jóvenes, quienes dejarían de ahorrar para ellos, pasando a pagar las pensiones de los mayores, que tienen además sus propios fondos para financiarlas.
El punto es que bajo cualquier esquema todos debemos ahorrar más. No podemos pretender que sólo un porcentaje menor de los trabajadores financie a una mayoría, ya que eso no es solidaridad, es frescura.
La primera verdad incómoda es que si con el aumento de esperanza de vida y la caída de los retornos de largo plazo de las últimas dos décadas, seguimos destinando sólo un 10% (o menos para los que ganan más del tope) para nuestra pensión, simplemente estamos hipotecando nuestro futuro. En favor del ahorro debemos disminuir el consumo presente ¿no podemos porque apenas nos alcanza? ¿Y cómo vivíamos entonces hace 20 años cuando el ingreso promedio real era casi un 50% inferior al actual? Lo concreto es que tenemos que moderar nuestro estándar de vida, para no tener que ajustarlo en forma dramática en el futuro como jubilados.
Además, ese mayor ahorro es positivo para el país, considerando que en 2017 tendremos la tasa de ahorro nacional más baja de los últimos 30 años, y mayores niveles de ahorro contribuyen al crecimiento.
En el último año se ha alcanzado un consenso sobre la necesidad de destinar un mayor porcentaje de los ingresos actuales para financiar pensiones. El tema es entonces quién pone los recursos, y lo políticamente correcto es plantear que “será de cargo del empleador” ¿Significa que los empleadores lo van a pagar? ¿Quién lo paga actualmente? Para los trabajadores dependientes lo paga el empleador, y muchos trabajadores ni siquiera saben cuál es su sueldo bruto, sólo miran el líquido. Sin embargo, para el empleador lo relevante en la decisión de contratación y beneficios es el costo total.
Si una eventual reforma previsional aumenta este costo, se afectarán esas decisiones, por lo que finalmente es irrelevante quien deba pagar la cotización. El quien lo paga sólo tiene impacto para los que ganan el sueldo mínimo, ya que en ese caso el nivel bruto y los reajustes se determinan por ley. Dados los problemas de desempleo juvenil que tenemos, el aumento de cotización de cargo del empleador parece más malo que bueno, y lo cierto, segunda verdad incómoda, es que finalmente las cotizaciones las pagan igual los trabajadores.
Tenemos un problema muy serio con las pensiones actuales, y puede ser aún más grave a futuro. Partamos por decir la verdad sin eufemismos.