En la búsqueda por rentabilizar sus carteras, los inversionistas valoran entrar en el momento preciso y salir en el punto más alto del ciclo bursátil, maximizando el retorno de su capital. Pero ¿existe realmente un periodo de inversión que garantice mejores resultados?
En los mercados desarrollados -especialmente en Estados Unidos y Europa- existe una máxima bursátil que se repite cada año: “Sell in may and go away” o "vende en mayo y vete”.
Nacida en Inglaterra, esta pauta estacional tiene raíces históricas ligadas a las costumbres de la aristocracia y los banqueros londinenses que se retiraban al campo durante el verano, por lo que las operaciones bursátiles disminuían desde mayo.
La teoría sostiene que el ciclo más rentable se extiende entre octubre y mayo, y que la mejor estrategia es entrar al mercado en el último trimestre del año y vender en mayo, evitando así los meses más débiles.
Diciembre a mayo: el ciclo local
Con el objetivo de comprobar si este patrón también se replica en la bolsa chilena, Bci Corredor de Bolsa realizó un análisis del IPSA abarcando un extenso periodo histórico, desde 1989 hasta 2025, para detectar la presencia y persistencia de anomalías estacionales, y dilucidar si la influencia externa pesa más que el comportamiento de los inversionistas locales.
El resultado: existe un patrón, pero no es idéntico al de los mercados desarrollados. Según el subgerente de estrategia de Bci Corredor de Bolsa, Alexis Osses, la inversión en el IPSA opera mejor en un ciclo distinto. “Para nuestro selectivo, los meses que mejor funcionan son de diciembre a mayo”.
El ejecutivo subrayó que esta estacionalidad “actúa como una herramienta potente para la gestión de riesgo y la protección de capital, presentando un trade-off (equilibrio entre riesgo-retorno) claro para distintos perfiles de inversionistas”.
Entre los factores que podrían explicar este comportamiento, destacan los mayores flujos hacia fin de año. “Los meses de noviembre y diciembre suelen estar asociados a un rally de fin de año, impulsado por la gestión de portafolios institucionales (window dressing), el optimismo festivo y el cobro de bonos”, añadió.
El window dressing, es una estrategia de sustitución de activos de bajo rendimiento por otros más sólidos para mejorar la apariencia de la cartera al cierre del año, la cual tiende a generar presión compradora, contribuyendo al buen desempeño del índice en ese periodo.
Para llegar a estas conclusiones, el equipo de Bci evaluó el retorno de ciclos estacionales de cuatro, cinco y seis meses.
Equilibrio entre riesgo y retorno
Si bien el IPSA mostró un comportamiento positivo en el ciclo, Osses advirtió que “ninguna estrategia estacional superó el retorno "puro" de estar siempre invertido en el selectivo. Es la ganadora indiscutible en la creación de riqueza si el único objetivo es maximizar el capital final”.
No obstante, desde una óptica de gestión de riesgo, una estrategia estacional optimizada para el IPSA podría resultar conveniente, según la distinción que haga cada tipo de inversionista.
A juicio de Osses, la estrategia de mantenerse invertido a largo plazo, dejando que los activos crezcan con el tiempo, resulta más adecuada para inversionistas jóvenes con un horizonte superior a 30 años y que puedan tolerar caídas importantes.
En cambio, para quienes buscan un equilibrio entre un crecimiento sólido y una protección más estable del capital, el ciclo estacional del IPSA se perfila como una de las opciones más atractivas.
“No existe la mejor estrategia, sino la mejor estrategia para cada inversionista”, concluyó.