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¿Se desinfla la burbuja de las startups?

Sebastián Jaramillo Bossi CEO y Founder de Kuick

Por: Sebastián Jaramillo Bossi | Publicado: Miércoles 25 de mayo de 2022 a las 04:00 hrs.
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Sebastián Jaramillo Bossi

Siempre he pensado que el capital es cobarde y ambicioso, siempre busca las oportunidades probadas que generen de la forma más rápida posible el retorno de la inversión. Es ahí que muchos expertos han dado grandes charlas sobre este tema, donde critican a los famosos fondos de inversión, que muchas veces también conocemos como de “riesgo”.

La verdad es que en su gran mayoría casi no conocen el riesgo, ya que son capitales de terceros o del Estado, donde pueden apalancarse los inversores sin tener mucho de ese famoso “riesgo” que tanto vociferan. Es aquí que también vemos una gran cantidad de Venture Capital (VC) que buscan emprendimientos escalables, que tengan proyección, que facturen, con fundadores que estén dispuestos a dar la vida por la empresa y que tengan el famoso efecto red (para ir generando comunidades). Esto permite poder obtener data suficiente que haga que cualquier startup pueda girar en 180 grados si es necesario, debido a que manejan bases de datos que son fáciles de rentabilizar.

“Los famosos VC van pagando la inversión que está más abajo, exactamente como una pirámide. Así, los primeros financistas van recuperando su inversión y generando valorizaciones altísimas en muchas startups que son de muy dudosa rentabilidad”.

Estos famosos VC han sido fuertemente criticados por ser muy similares a un esquema Ponzi, ya que su foco está en hacer series de levantamientos de inversión, que lo que hacen es ir pagando la inversión que está más abajo, exactamente como una pirámide. Una serie A de US$ 3-5 millones se levanta para valorizar el emprendimiento, pero ya pensando en una serie B que dobla o triplica la valorización. Y así suma y sigue, mientras los primeros financistas van recuperando su inversión y van generando valorizaciones altísimas en muchas startups que son de muy dudosa rentabilidad. Y así vemos simples plataformas o soluciones tecnológicas que llegan a ser “unicornios” que valen mil millones de dólares, mucho más que empresas consolidadas, como las del retail, con activos inmensos, con grandes extensiones de terrenos, con bodegas, oficinas y ventas que superan por lejos a un emprendimiento que “recién comienza”.

Estamos viviendo un punto de inflexión, donde muchas alarmas han estado saltando estas últimas semanas, donde importantes instituciones han puesto alertas a las grandes empresas de inversión de emprendimiento. Instituciones de VC y aceleradoras de startups están pidiendo que las empresas tengan una política de austeridad en los próximos seis a 12 meses, como es el caso de Bank Of América, que advierte que se avecina un “shock” por recesión.

El sector digital lleva 15 años gloriosos, contando desde momentos como la salida a la bolsa de Facebook hasta ahora. Más de una década en la que hemos asistido a un crecimiento vertiginoso, a una extraordinaria inyección de dinero, y una subida de salarios para los trabajadores y de beneficios para las empresas como no se había visto antes en la historia.

Ni siquiera la pandemia y el confinamiento fueron capaces de frenar la explosión; al contrario, añadieron gasolina con más negocios, procesos, aspectos de la vida y la sociedad que se digitalizaban. El caso más visible (y extremo) es Uber, con sus 30.000 millones de dólares perdidos desde que es pública y que ha llegado a valer 100.000 millones de dólares en bolsa, a pesar de no haber tenido nunca un flujo de caja positivo.

Lo que viene con esta crisis es que las startups van a asomarse a un mundo con tasas de intereses altas y, por lo tanto, con más exigencia de rentabilidad futura para captar inversión, existiendo una mayor desconfianza. Está por verse si todo lo que está pasando es el comienzo del desinfle de la burbuja de las startups o solamente una crisis más que sortearemos sin problemas.

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