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Tres choques a la confianza empresarial en América Latina

MICHAEL STOTT © 2021 The Financial Times Ltd.

Por: MICHAEL STOTT | Publicado: Viernes 3 de diciembre de 2021 a las 04:00 hrs.
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El riesgo político no es nada nuevo en América Latina. Pero tres grandes conmociones en unos pocos días en países que previamente eran favorables a los negocios les han recordado a las empresas que incluso para los elevados estándares de la región, el riesgo está aumentando rápidamente.

Los votantes en el tradicionalmente moderado Chile le entregaron una victoria electoral en la primera vuelta a José Antonio Kast, una figura de extrema derecha y el candidato presidencial más extremista en tres décadas en obtener un resultado tan contundente. Si bien su objetivo es ser favorable a los negocios, Kast tendrá dificultades para gobernar si gana la segunda ronda, ya que carece de una base en el Congreso y sus posiciones radicales podrían desencadenar más protestas callejeras.

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El gobierno de extrema izquierda de Perú anunció sin previo aviso que cerraría dos minas de cobre propiedad de Hochschild Mining, que cotiza en Londres, por motivos ambientales. Días después volvió a cambiar de opinión.

El presidente populista de México alarmó a los mercados al abandonar su nominación de un respetado exministro de Finanzas, Arturo Herrera, como próximo director del banco central en favor de Victoria Rodríguez Ceja, una economista del sector público poco conocida que le es leal.

Los inversionistas en la región han rechazado durante mucho tiempo a la Venezuela socialista, y Argentina está fuera del alcance de la mayoría de los inversionistas extranjeros después de sus perennes incumplimientos de deuda y la imposición de controles de precios y cambios.

Pero el último trío de conmociones provino de naciones consideradas como mejores apuestas para los negocios y ha provocado consternación entre banqueros y ejecutivos.

La situación más significante en la lista de preocupaciones es la de México. Después de que el presidente Carlos Salinas de Gortari condujo al país hacia el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) en 1994, el sector empresarial se acostumbró a gobiernos ampliamente tecnocráticos de diferentes tendencias políticas. El TLCAN y su pacto sucesor, el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), según el razonamiento, proporcionaban un sólido sustento institucional.

Eso parece mucho menos claro ahora bajo el presidente Andrés Manuel López Obrador. En el último desarrollo que ha suscitado la preocupación de las empresas, miles de millones de dólares de inversión en energía renovable están en peligro como resultado de las reformas eléctricas propuestas, que darían prioridad al generador estatal de combustibles fósiles a expensas del sector privado.

Chile ha demostrado que los pesimistas tienen razón desde que el país se vio envuelto en una ola de protestas callejeras en octubre de 2019. Su hasta ahora moderado Congreso cedió a las demandas populistas de tres retiros anticipados separados de ahorros de planes de pensiones privados. Se está debatiendo un cuarto.

Una asamblea electa que está redactando una nueva constitución está dominada por la izquierda y la extrema izquierda. Ahora amenaza con cambiar radicalmente un modelo económico que, aunque imperfecto en la distribución de la riqueza, generó uno de los mejores crecimientos económicos de la región. Ahora los votantes de la primera vuelta de las elecciones presidenciales del fin de semana pasado abandonaron el centro político, convirtiendo la segunda vuelta de diciembre en una elección entre la extrema derecha y la extrema izquierda.

Más arriba en los Andes, el entorno empresarial tradicionalmente estable de Colombia enfrenta su mayor prueba hasta ahora en las elecciones presidenciales del próximo año, con un ex guerrillero de la izquierda radical liderando las encuestas.

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