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Una nueva revolución energética

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Hasta hace poco, la industria mundial del gas y el petróleo a duras penas satisfacía la demanda existente.

Durante la última década, la mayoría de los campos de gas y petróleo convencionales han visto cómo sus niveles de producción han caído de forma constante, mientras que las necesidades energéticas mundiales no han hecho sino crecer de manera sostenida. Sin embargo, esta tendencia comienza a cambiar dado que los avances tecnológicos en cuanto a perforación horizontal y fractura hidráulica, junto con los elevados precios de la energía, han posibilitado el acceso a nuevas fuentes de gas y petróleo, presas en formaciones de esquisto. Por otro lado, las perforaciones en alta mar vuelven a cobrar protagonismo tras el accidente de Deepwater Horizon, en 2010.

Esta nueva revolución energética se encuentra bastante avanzada en Estados Unidos, donde la extracción de esquisto ha contribuido a invertir la tendencia a la baja que la producción del país llevaba protagonizando durante años. El sector energético estadounidense ha cambiado tan rápidamente que el país se enfrenta en la actualidad a la escasez de infraestructuras, viendo limitada su capacidad para procesar la nueva producción.

Más allá de Estados Unidos, la revolución del gas y el petróleo no convencionales acaba de arrancar. Dada la falta de infraestructuras en Estados Unidos, el efecto que el factor precio puede imprimir en los mercados energéticos mundiales ante el rápido crecimiento de la producción de dicho país es limitado. Como resultado, los precios del gas y el petróleo en Estados Unidos son inferiores. Esta circunstancia también supone un gran incentivo para explorar y producir petróleo no convencional más allá de las fronteras de Estados Unidos.

Los elevados precios de la energía y las nuevas tecnologías han favorecido la exploración de nuevas fuentes de gas y petróleo. Las empresas expuestas a la exploración y al desarrollo de fuentes de gas y petróleo no convencionales de todo el mundo son las que mejor encarnan este tema.

Sin embargo, también resultan interesantes los productores de gas y petróleo con buenas perspectivas en cuanto a potencial de crecimiento, así como en empresas fuertes de zonas fronterizas emergentes -en especial, África y Sudamérica. Los países de estos continentes tienen en su mano la posibilidad de comenzar una revolución energética propia y sería un gran error desaprovechar la oportunidad.

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