Una propuesta alternativa al FES
JUAN JOSÉ OBACH Centro de estudios Horizontal SANTIAGO MONTIEL Centro de estudios Horizontal
El proyecto de ley del Gobierno que pretende reemplazar el CAE por un nuevo Financiamiento de la Educación Superior (FES) tiene una serie de problemas estructurales, que han sido advertidos y detallados en profundidad por expertos, académicos, rectores y exautoridades.
Las críticas van desde consideraciones de justicia distributiva (impuesto a los graduados de altos ingresos), autonomía de las instituciones de educación superior (fin del copago) hasta la sostenibilidad fiscal de la propuesta. Sobre este último punto, incluso la Contraloría se pronunció en contra de la manera de registrar en la contabilidad fiscal los desembolsos del FES.
“Bajo el esquema del FES, un 37% de los egresados terminaría pagando más que el financiamiento que recibió y un 17% pagaría al menos 1,5 veces el costo de su carrera. Hay que desechar este ‘impuesto a los graduados’, que no solo viola el sano principio de no afectación tributaria, sino que también inhibe la generación de capital humano avanzado”.
De cara a la actual discusión en el Senado, sugerimos una propuesta alternativa, que se ancla en la lógica de un crédito contingente al ingreso y al que llamaremos Préstamo Estatal Solidario (PES). A continuación, detallamos sus características:
1. Un préstamo estatal solidario y no un impuesto. Bajo el esquema del FES, un 37% de los egresados terminaría pagando más que el financiamiento que recibió (Horizontal, 2025) y un 17% pagaría al menos 1,5 veces el costo de su carrera (Dearden et al., 2025). Consideramos que hay que desechar este “impuesto a los graduados”, que no solo viola el sano principio de no afectación tributaria, sino que también inhibe la generación de capital humano avanzado. Por el contrario, un préstamo solidario, financiado con rentas generales, donde se devuelva solo el costo de la carrera, con una tasa de interés baja, sin la banca y con cuotas contingentes al ingreso, es más solidario y justo que el FES.
2. Las cuotas de este préstamo serían variables en el ingreso, con un período de gracia de 12 o 18 meses y con exenciones frente a períodos de cesantía o de bajos ingresos. La progresividad del pago puede ser similar a la del FES, asegurando siempre que un estudiante no pague por sobre el costo en valor presente de su carrera. A su vez, los estudiantes con ingresos mensuales menores a $ 500.000 no pagarían y la cuota sería progresiva hasta llegar a un 8% del ingreso para quienes ganan $ 3.000.000 o más.
3. Permitir el copago para darle sostenibilidad financiera y autonomía a los planteles. Hoy un 75% de los programas no se financian con el arancel regulado (Eyzaguirre, 2024), por lo que no tienen ningún sentido seguir asfixiando financieramente a las universidades y dañando la calidad de sus programas. La liberación del copago resguardaría la libertad de enseñanza e investigación, principios básicos de nuestro sistema de educación que consideramos que hay que profundizar y no reprimir.
4. Fin a la banca privada: hoy el CAE es una política cara para el Fisco (US$ 806 millones en 2023) en gran medida por la recompra de carteras y pagos por administración a la banca privada, que considera estos créditos muy poco atractivos. Por lo tanto, proponemos que sea el mismo Estado el que emita directamente los créditos y luego la TGR esté a cargo de la recaudación, la que debería hacerse de manera automática y directamente vía planilla. Este esquema es más eficaz (permite recaudar más) y más eficiente (abarata el costo de emitir la cartera).
5. Recalcular el stock de deuda en función de nuevos parámetros y condonar la diferencia. A la fecha, un 28% de los deudores CAE en etapa de pago no se ha acogido a los beneficios post 2012, que son el tope de cuota como porcentaje del ingreso y la exención de pago en cesantía (Ugarte, 2024). Proponemos recalcular la deuda pre 2012 a condiciones actuales (tasa de UF +2%) y condonar la diferencia, lo que tendría un costo aproximado de US$ 1.100 millones, equivalente al 9% de la cartera actual.
Consideramos que un préstamo con estas características es más justo y solidario que el FES; resguarda la independencia de las instituciones de educación superior; y es fiscalmente más responsable. El PES logra el mismo objetivo que el FES: que los egresados cuyos ingresos sean insuficientes para devolver el crédito, solo devuelvan en la medida de sus posibilidades, con la (gran) diferencia de que es financiado solidariamente por todos los chilenos, vía rentas generales.
Esta propuesta avanza sobre lo construido, alejándose del inmovilismo del statu quo, y sigue el camino de países desarrollados como Australia, Nueva Zelanda o Reino Unido. Con la gratuidad operando en los deciles uno a seis, es de toda lógica profundizar el esquema de créditos contingentes para el resto de los deciles. Es más justo, equitativo y se aleja del viejo anhelo de la actual generación de dirigentes de izquierda de centralizar aún más nuestro sistema de educación superior.
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