Editorial

Acuerdo para congelar producción de crudo

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Los gobiernos de cuatro relevantes naciones petroleras acordaron ayer congelar sus niveles de producción de crudo en magnitudes similares a las observadas en enero pasado. La decisión, si bien no llegó a considerar recortes de producción como algunos esperaban, introduce un cambio de escenario que potencialmente puede marcar el inicio de un derrotero de precios distinto al que ha sido la tónica de los últimos meses, claro que para que aquello ocurra aún falta que se cumplan varias condiciones relevantes.

Como sea, y en una primera lectura, los propios suscriptores del acuerdo estimaron que este es un consenso “base”, que puede dar paso a nuevas tratativas que a la larga deriven en recortes de producción, los que, según su particular lectura, serían “beneficiosos” para la economía global al introducir estabilidad a este sensible mercado.

Este último juicio, interesado habría que agregar, es justamente uno que inmediatamente la economía global matizó con el correr de las horas.

En efecto, mientras, por un lado, la incapacidad de fijar recortes de producción (ya que sólo de acordó congelar volúmenes) alentó un escepticismo que incluso hizo bajar el precio del recurso; por otro, la eventualidad de que este principio de acuerdo a la larga se consolide impulsó lecturas divergentes en los mercados.

Mientras algunos creen que una estabilización y eventual alza de precios descomprimiría la apremiante situación de un importante número de economías y empresas productoras; por otro, hay quienes temen que un acuerdo más extendido derive en un alza artificial de precios que golpee a aquellas naciones especialmente dependientes, como Chile.

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