Editorial

Agenda de probidad empresarial

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La Unión Social de Empresarios Cristianos (USEC), a través de su presidente, ha planteado a este medio la necesidad de conformar una instancia equivalente a la Comisión Engel que analice y presente propuestas que permitan elevar los estándares de probidad en el mundo de los negocios, duramente cuestionado en el último tiempo a la sombra de una seguidilla de escándalos.

Independiente de que los casos ocurridos no suponen para nada que haya un deterioro extendido en el mundo empresarial, la ingrata coincidencia de casos en un breve período y la gravedad de los mismos, han caído como una verdadera bomba en una sociedad en donde la desconfianza y el malestar han adquirido contornos superlativos.

De ahí que el planteamiento de USEC no sólo sea pertinente, sino que es un imperativo. En efecto, más allá de los avances habidos en materia de condena moral entre pares, parece urgente revisar y promover mejoras en los estándares de control y conformar una dinámica de premios y castigos dentro de las empresas que inhiba y ojalá impida la reiteración de este tipo de infracciones y delitos.

El sistema en su conjunto, desde la formación académica, pasando por las políticas remuneracionales y de incentivo en las empresas, y hasta el sistema de sanciones contemplado por la ley deben ensamblar como piezas de un fino engranaje que cierre espacios a este tipo de situaciones.

En esa dirección, un esfuerzo sistémico, como el que podría realizar una comisión de expertos que revise lo que ya existe y vea lo que falta o se pueda modificar resulta bienvenido, en especial si incluye la visión de las propias empresas, de manera que las propuestas sean rápidamente materializables.

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