Alimentos (III): hacia una respuesta global
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Parte importante de la amenaza de una severa crisis alimentaria a nivel mundial tiene raíces en fenómenos que son, también, de alcance global. Las disrupciones que la pandemia ha causado en la cadena de suministros, los efectos del calentamiento global en la producción agrícola, el impacto de la guerra ruso-ucraniana en las economías de dos grandes productores de fertilizantes y granos, o el aumento del precio internacional de los combustibles son algunos de ellos.
La estrategia adecuada ante esta crisis no consiste en una suerte de autarquía alimentaria destinada al fracaso en un mundo globalizado.
La respuesta adecuada a estos y otros desafíos no consiste en una mal entendida búsqueda de la “soberanía alimentaria”, una forma de parcial o completa autarquía destinada al fracaso en un mundo globalizado. Al respecto, la reciente experiencia de Sri Lanka, cuya severa crisis política tuvo mucho que ver con el precio y la disponibilidad de alimentos -la prohibición temporal de importar fertilizantes y la apuesta por una agricultura enteramente orgánica fueron dos de las causas-, no puede ser ignorada.
Por el contrario, junto con indispensables medidas de apoyo a la agricultura nacional de cada país -como resaltaba nuestro editorial de ayer-, una estrategia exitosa en el largo plazo debe apuntar a aprovechar las fortalezas del comercio internacional y a las ventajas que ofrece la cooperación sinergias. El cambio climático es, desde luego, un riesgo colectivo que debe enfrentarse colectivamente, además de con medidas a escala local; la diversidad de suelos, tipos de producción y temporadas de cosecha en distintas regiones ofrece prometedoras sinergias que la política comercial de cada país debe reconocer y explotar; la condena internacional de acciones unilaterales -militares o de otro tipo- que pongan en peligro la cadena alimentaria debe hacerse sentir con fuerza y tener consecuencias.
En última instancia, junto con políticas inteligentes que promuevan la capacidad agroalimentaria en cada país, la paz, el crecimiento económico y la cooperación internacional son la base indispensable para enfrentar esta crisis global.
